A pesar del horror, la ternura de una madre. Eso es lo que muestra la imagen del fotógrafo Sarieh Abú Zaid distribuida por la agencia EFE. En la instantánea, una mujer abraza a sus dos hijos pequeños, que están envueltos en una manta.

Los tres están cubiertos del polvo que ha provocado la explosión del proyectil a la que han sobrevivido. En el rostro de los pequeños se ven con claridad las pequeñas heridas que han sufrido. Uno de ellos lleva un aparatoso vendaje en la frente. Por uno de los lados el apósito, la sangre ha dejado un rastro seco. Ni los pequeños ni la madre lloran. Eso sí, los tres parecen estar en estado de shock.

SIETE MUERTOS

Esa familia residía en el barrio de Al Barze, en las afueras de Damasco, una zona controlada por los rebeldes que ese lunes ha sido intensamente bombardeada por el régimen, en un ataque en que han muerto siete personas, entre ellas, una mujer y un niño.

En una imagen tomada poco antes se ve al pequeño en una camilla con el rostro ensangrentado.