El terremoto que esta madrugada ha sacudido el centro de Italia, causando al menos 21 víctimas mortales y cientos de desaparecidos, coincide con el aniversario de una de las mayores catástrofes naturales de la historia antigua. El 24 de agosto del año 79 d.C., la erupción del volcán Vesubio, en el sur del país, sepultó por completo las ciudades de Pompeya y Herculano, situadas en la falda del volcán.

Miles de personas murieron debido a las cenizas y los gases tóxicos desprendidos por el volcán. Las ciudades, ejemplo de la grandeza del Imperio Romano, desaparecieron y durante más de 1.500 años se dudó de su existencia. No fue hasta mediados del siglo XVIII cuando se descubrieron los restos.

Arqueólogos, artistas e historiadores quedaron fascinados por los ejemplos que edificios, esculturas y otros objetos preservados bajo las capas de ceniza solidificada aportaban al conocimiento de la vida cotidiana del siglo I. No es de extrañar que fuera precisamente en ese periodo que empezara el neoclasicismo, estilo artístico que pretendía rendir homenaje a los grandes artistas clásicos de la antigüedad.

UN DÍA EN POMPEYA

La factoría de animación Zero Animation realizó en 2013 una reproducción en 3D de los momentos clave de ese 24 de agosto de 79 d.C., el último día de Pompeya. En el vídeo, destinado a una exposición del Museo de Melbourne, en Australia, se ve como durante las primeras horas de la erupción, una gigantesca torre de humo negro y gases empezó a salir del cráter del Vesubio, tapando así la luz del sol.

Distintos movimientos sísmicos sacudieron la ciudad a medida que el día avanzaba, destruyendo edificios y sepultando a algunos de los habitantes de Pompeya bajo sus casas. La lluvia de piedras y cenizas enterró la ciudad, y la mayoría de sus habitantes, que no consiguieron huir, perecieron con ella.

En la década de 1860, el arqueólogo italiano Giuseppe Fiorelliideó una forma de rellenar con yeso los huecos dejados por las cenizas dentro de los cuerpos de los fallecidos. De este modo, obtuvo modelos de las víctimas en el último momento de sus vidas. Algunas de ellas conservan la expresión de terror en sus caras.