Irlanda se prepara este lunes para paliar el impacto de los restos del huracán Ophelia, que avanza procedente de las Azores en el Atlántico. El servicio meteorológico (Met Éireann) ha advertido que se trata de una tormenta tropical con una intensidad sin precedentes y la peor amenaza de este tipo en los últimos 50 años.

Los vientos podrían superar los 130 kilómetros por hora en diversas áreas de la isla e ir acompañados de abundante lluvia. Las costas de Galway, Mayo, Sligo y Donegal, en el noroeste, serán las primeras afectadas. La situación podría ser comparable a la tormenta Debbie, que en 1961 mató a 11 personas.

ESCUELAS CERRADAS

En toda las isla, Norte y Sur, se han cancelado las clases y los centros escolares permanecerán cerrados. En la República las consultas hospitalarias rutinarias han sido canceladas y hay supresiones y retrasos en diversos servicios en el transporte público. La orden de las autoridades a la población es la de restringir al mínimo necesario los desplazamientos y permanecer en casa.

“Toda actividad que no sea esencial debe ser aplazada hasta que pase la tormenta”, ha declarado Sean Hogan, del Grupo Nacional de Emergencia Coordinada. “Nuestro mayor empeño es evitar que haya muertos a causa de las violentas ráfagas que esperamos”. La tormenta, ya más debilitada, deberá llegar a última hora al Norte y Oeste de Inglaterra, Escocia y Gales.