Indonesia teme la erupción inminente de un volcán que ya ha provocado la evacuación de 40.000 personas y cerrado el aeropuerto internacional de Bali. Las autoridades han ampliado la zona de exclusión desde los ocho a los diez kilómetros, lo que extenderá el número de evacuados hasta los 100.000.

El país del sudeste asiático ha elevado esta mañana la alerta desde el nivel 3 al 4, el máximo en la escala, después de que sus cielos se tiznaran con las erupciones del volcán. El cierre del aeropuerto ha afectado ya a 445 vuelos y casi 60.000 pasajeros y no se espera que sea reabierto en las próximas horas.

Las televisiones locales han mostrado los flujos de lava fría o lahares en las faldas del monte Agung, de 3400 metros, arrastrando en su caída enormes rocas y barro que pueden destrozar casas y carreteras. El peligro de los lahares se ha agravado al coincidir con la temporada de lluvias.

“Hay altas posibilidades de que ocurra una erupción más grande”, ha alertado la Agencia de Atenuación de Desastres. “Columnas de humo van acompañadas de explosiones y el sonido de detonaciones débiles que se pueden escuchar a 12 kilómetros de la cumbre”, continúa el comunicado. Las autoridades han ordenado la evacuación inmediata de la población que vive en las cercanías del volcán. Los centros de acogida ya atienden a 40.000 evacuados y pronto recibirán a decenas de miles más, ha dicho el director de la agencia, Sutopo Purwo Nugroho. “No todos se han ido, hay algunos que no quieren irse porque no pueden llevarse sus animales”, ha desvelado Sutopo. Los funcionarios están intentado convencer a los más reticentes y no se descarta que intervengan las fuerzas del orden si esos intentos fracasan.

Desde 1963

Las últimas erupciones del fin de semana han generado una preocupación extrema en la isla. La lava ha llenado ya el cráter y se teme que pronto empezará a deslizarse ladera abajo.

El temor hacia el monte Agung está justificado. Sus erupciones magmáticas de 1963 se alargaron durante casi un año y causaron más de un millar de muertos.

El volcán está alejado de las zonas turísticas de Bali, con playas paradisíacas y selváticos paisajes que atraen a cinco millones de visitantes cada año. Pero el cierre del aeropuerto y las alertas internacionales ya han castigado al sector. La industria turística ha dejado de ingresar más de 1.200 millones de euros desde que el volcán acentuó su actividad a finales de septiembre, según datos oficiales.