La policía de Canadá, un país diverso y multicultural que ayer se levantó conmocionado por la tragedia, intenta aún esclarecer las motivaciones que llevaron a uno o dos jóvenes canadienses a abrir fuego en una mezquita de la ciudad de Quebec y matar a seis personas, hiriendo a otras ocho, en uno de los peores ataques contra la comunidad musulmana cometidos hasta ahora en un país occidental.

El domingo por la noche, según el relato inicial, dos desconocidos irrumpieron en un centro islámico local y dispararon contra los fieles que estaban rezando. La policía detuvo poco después a dos sospechosos, pero no quiso dar más detalles de la investigación. Todo el país, sin embargo, consideró el tiroteo un acto terrorista. El primer ministro canadiense, Justin Trudeau, condenó el ataque sin ambages y lo calificó de «atentado terrorista contra musulmanes en un centro de culto y refugio».

Según varios testigos, dos desconocidos entraron en el Centro Cultural Islámico de Quebec, situado en el barrio de Ste-Foy, en el momento en que unas 40 personas participaban en el último rezo del día, y empezaron a disparar antes de salir huyendo. La policía acudió rápidamente y arrestó a dos sospechosos. Uno de ellos estaba en las inmediaciones y el otro se entregó una hora después.

Algunos testigos hablaron inicialmente de tres asaltantes, pero la policía afirmó que solo eran dos, de entre 25 y 30 años, aunque no quiso confirmar su identidad. Según medios locales, se trata de Alexandre Bissonette, un estudiante de Ciencias Políticas de la Universidad Laval, y Mohamed Khadir, también estudiante, de origen marroquí. Tras ser interrogados, Khadir quedó en libertad en calidad de «testigo», mientras Bissonette fue considerado único sospechoso.

Doble nacionalidad

«Hay confirmados seis muertos, de edades comprendidas entre los 35 y los 70 años», explicaba de madrugada la portavoz de la policía de Quebec, Christine Coulombe. Ocho personas resultados heridas -cinco de las cuales continúan en estado crítico- , y 39 salieron ilesas. Los seis fallecidos eran todos canadienses con doble nacionalidad, indicó el vicepresidente del Centro Cultural Islámico de Quebec, Mohamed Labidi. «Hay dos marroquíes, uno o dos argelinos, un tunecino y quizás dos subsaharianos», declaró Labidi sobre su origen en un encuentro con las autoridades. «Todos eran ciudadanos canadienses, todos eran quebequeses, todos eran canadienses», insistió.

El atentado se produjo en plena controversia mundial por el veto del presidente Donald Trump a la entrada en EEUU de refugiados y de inmigrantes de siete países musulmanes, y un día después de que Trudeau terciara en la polémica afirmando en Twitter que en Canadá los inmigrantes eran bienvenidos.

El primer ministro, que recibió el pésame de Trump tras el atentado, emitió un comunicado en el que, tras condenar el ataque terrorista y mostrar sus condolencias a las familias de las víctimas, se reafirmó en sus posiciones. «Mientras las autoridades investigan, es descorazonador ver esta violencia sin sentido. La diversidad es nuestra forzaleza y la tolerancia religiosa es un valor que como canadienses valoramos profundamente», subrayó Trudeau. «Los canadienses musulmanes son parte importante de nuestro país y estos actos sin sentido no tienen cabida en él», añadió.

En la misma línea, el primer ministro de Quebec, Philippe Couillard, envió un mensaje a la comunidad musulmana: «Estamos con vosotros. Estáis en casa», dijo antes de anunciar que incrementará la seguridad en las mezquitas de Quebec y Montreal. Los mensajes de Trudeau y Couillard, sin embargo, no evitaron el sentimiento de miedo entre la comunidad musulmana. «No estamos seguros aquí», decía Mohammed Oudghiri, habitual de la mezquita atacada, aunque el domingo no estaba en el templo en el momento en el que ocurrió el ataque.