“El cambio está más vivo que nunca”, aseguró Mauricio Macri cuando falraban muchos votos por escrutar en las Primarias Abiertas Simultáneas y Obligatorias (PASO) con vistas a los comicios legislativos del 22 de octubre en las que se elegirán 24 senadores y 124 diputados. El Gobierno encontró razones para considerarse ganador a nivel nacional y soslayo las incómodas. “Empezamos a recorrer los mejores 20 años de la historia del país”, dijo el presidente. El presidente agradeció quienes “a lo largo y a lo ancho del país fueron a votar para decir que el cambio está más vivo que nunca”. El lento recuento de los votos le permitió a Cambiemos, la coalición de centro derecha que sostiene a Macri, adjudicarse victorias en la capital (ciudad de Buenos Aires), Córdoba y Mendoza, varios de los distritos estratégicos. También ganó sorpresivamente en otras provincias como San Luis, dominada a lo largo de 32 años por una misma familia, los Rodriíguez Saá, La Pampa y Neuquén. En medio de festejos con música y globos, el macrismo cantó su victoria con algo más que un 33% del padrón electoral de todo el país. Si a principios de 2016, el presidente contaba con una aprobación del 70%, este domingo solo algo más que un tercio de los argentinos decidió respaldarlo. El enojo con la situación económica ha determinado parte de los comportamientos electorales. Sin embargo, la lectura política del Gobierno es que Cambiemos es la fuerza con mayores respaldos a lo largo y ancho de Argentina.

CRISTINA KIRCHNER SE DECLARÓ GANADORA

Las PASO vienen funcionando desde el 2011 como un aviso de los que puede pasar en pocos meses en las urnas. Por eso, el test determinará el curso político del país de cara al 2019. La capital sigue siendo un bastión de Cambiemos. Escrutado casi el 30% de los sufragios, su candidata Elisa Carrió alcanzó alrededor del 48% de las adhesiones. Lo que finalmente suceda en la provincia de Buenos Aires, donde votó casi el 37% de los argentinos, le permitirá al Gobierno medir cuál es su fortaleza real. En el principal distrito económico del país, la expresidenta Cristina Fernández de Kirchner peleaba centésima a centésima por el primer puesto con el exministro de Educación de Macri, Esteban Bullrich. Si termina venciendo, habrá pasado una prueba que sus seguidores consideran colosal: después de haber sido la dueña del Estado por 12 años, Fernández de Kirchner dio su primera pelea por una banca en el senado sin publicidad y en medio de una fuerte presión mediática y judicial en su contra. Cuando faltaba escrutar el 5% del padrón electoral bonaerense y de zonas favorables a la ex presidenta, el recuento se detuvo con Fernández de Kirchner a una centésima de distancia de su rival. Después de seis horas de espera, ella dio su versión de los hechos. “Nunca pensé que tenía que pedir perdón a los argentinos por este bochorno que estamos viviendo. Desde el advenimiento de la democracia, lo que vivimos no lo vi nunca. Montaron un show televisivo (adjudicándose el triunfo) que es una ofensa a la democracia y a los ciudadanos que merecían conocer el resultado. Y el resultado es que hemos ganado las elecciones”

EL FANTASMA DEL POPULISMO

Fernández de Kirchner podrá en adelante medir hasta qué punto sus intenciones de recuperar protagonismo político se validan en la realidad. La ex presidenta ha dicho que volvía al ruedo para “ponerle un freno” a un Gobierno que califica de insensible.La inflación superará con creces el 17% anual contemplado por las autoridades monetarias. Los tarifazos, la devaluación, la quita de las pensiones a discapacitados, el cierre de empresas y el incremento de la pobreza han sido los principales argumentos que ha esgrimido Fernández de Kirchner para pedir el voto. El macrismo alertó sobre el peligro de un retorno populista y atribuyó la fuerte escalada del precio del dólar y la falta de inversiones al fantasma del kirchnerismo.

Según Jorge Fontevichia, director del diario Perfil, Macri puede reaccionar de dos formas frente al resultado electoral. “Sentirse confirmado tanto en el rumbo económico como en la manera de recorrerlo o, como le sería más útil, interpretar que ganó a pesar de la economía”. Para Fontevechi, el ecuatoriano y “gurú” del presidente, Jaime Duran Barba, estuvo en lo cierto: el antikirchnerismo sería mayor al rechazo al Gobierno. “Con la polarización se podía ganar sin la economía. Después de un 2016 con 40% de inflación y caída del consumo nadie podría justificar que la economía le haya sumado votos a Cambiemos. Ni que quienes votaron por Macri en primera vuelta de 2015 pudieran haber tenido expectativas peores sobre cómo sería el estado de la economía en 2017. Los sostiene solo la esperanza de que en 2018 se concreten las expectativas que tenían para el segundo semestre del año anterior o este año”.

El Gobierno ya dejó entrever que los votos recibidos deben ser entendidos como un aval a profundizar la senda transitada desde finales de 2015. Por eso prepara una batería de reformas estructurales de corte neoliberal que hasta el momento encuentran fuertes resistencias. El macrismo quiere cambiar radicalmente legislaciones laboral y la de pensiones. La izquierda radical (trotskista) ha logrado en estas PASO un millón de votos con la promesa de luchar en las calles contra el plan del Gobierno. Una excepcionalidad política solo explicable por la dureza del ajuste.