La primera oportunidad que tendrán los dirigentes europeos de testar si el pulso con Polonia por la presidencia del Consejo Europeo trae consecuencias políticas se verá hoy en Bruselas. Sobre la mesa de los 27, todos salvo la británica Theresa May, el debate sobre la declaración de Roma con la que conmemorarán el 25 de marzo el 60 aniversario de la firma del Tratado que dio origen a la integración europea. El texto, que ya ha empezado a tomar cuerpo, asume que la realidad política europea ha dado un giro de 180 grados, con «conflictos regionales», «terrorismo», «una creciente presión migratoria», «proteccionismo» y «desigualdades sociales y económicas» que les obligan a actuar para «garantizar a los ciudadanos tanto seguridad como nuevas oportunidades».

El borrador de trabajo, al que ha tenido acceso este diario, ha sido elaborado por los presidentes del Consejo Europeo (Donald Tusk), el primer ministro de Italia (Paolo Gentiloni), el presidente de turno de la UE y primer ministro de Malta (Joseph Muscat), así como por el presidente de la Comisión Europea (Jean-Claude Juncker). Los cuatro serán los encargados de introducir hoy el debate en el que se espera que todas las delegaciones digan lo que gusta y lo que no. «Hablaremos de las propuestas en las que han estado trabajando. Los puntos que pueden ser importantes en la declaración de Roma y daremos nuestra opinión», explicó ayer la cancillera alemana, Angela Merkel.

De momento, este primer documento arranca constatando los logros cosechados en los últimos 60 años, alerta de los retos que tienen por delante y propone una hoja de ruta para la próxima década basada en cuatro compromisos: más seguridad, más prosperidad, más progreso social y más peso en el mundo. Para empezar, una Europa más segura capaz de garantizar a sus ciudadanos «la libertad de movimientos», «fronteras exteriores seguras», «determinación en la lucha contra el terrorismo» y una inmigración gestionada de «forma humana y efectiva».

En segundo, una Europa más próspera que cree crecimiento y empleo y en el que las economías converjan. En tercero, una Europa más social que promueva «el progreso económico y social», «oportunidades para todos», «los jóvenes reciban la mejor educación y formación posible» que les permita encontrar «empleos en el continente» y que «preserve la diversidad cultural». Y, por último, una Europa que asuma sus responsabilidades en el mundo, refuerce «su seguridad y defensa» y proteja el multilateralismo.

UNIDAD A VARIAS VELOCIDADES / La pelea no estará en los objetivos sino en cómo llegar a hacerlos realidad. Y el texto empieza a arrojar pistas. «Estamos determinados a hacer de la UE más fuerte y más resistente» y para ello «necesitamos mostrar una mayor unidad y solidaridad entre los Estados miembros» porque «la unidad es una necesidad, no una opción». Aunque no mencionan el brexit ni sus consecuencias, el texto sí deja claro que «permanecer unidos es nuestra mejor oportunidad» para ser influyentes en el mundo y defender los intereses y valores comunes. Una unidad que, tal y como defendieron los cuatro grandes países en la minicumbre de Versalles (Alemania, Francia, Italia y España), no significa uniformidad.

El documento a debate se hace eco de esa idea. «Tenemos que trabajar juntos para promover el bien común» pero «bajo el entendimiento de que algunos de nosotros podemos avanzar de forma más estrecha, más lejos y más rápido en algunas áreas», dice el texto sobre la Europa a la carta que algunos defienden para evitar en el futuro la parálisis de la unión. «Los grandes principios de la declaración son los que reafirmamos hace unos días en Versailles con Merkel y los primeros ministros español e italiano», explicó el presidente galo, François Hollande.

Una Europa a varias velocidades que deje «la puerta abierta» a aquellos que quieran sumarse más adelante y que mantenga la integridad del mercado único, el espacio de libre circulación de Schengen y la Unión Europea en su conjunto.

En definitiva, «una unión unida e indivisible que actúe junta siempre que sea posible, a diferentes ritmos e intensidades cuando sea necesario», proclama el texto que animará hoy el debate entre los 27 jefes de Estado y de gobierno.