La reflexión sobre el futuro de la Unión Europea a 27 no concluirá hasta finales de 2017, una vez que hayan pasado las temidaselecciones en Holanda, Francia y Alemania. Pero París yBerlín tienen clara su apuesta y ya han empezado a marcar el terreno: “Sin poner en cuestión lo que hemos conseguido debemos encontrar los medios para tener más en cuenta los diferentes niveles de ambición de los Estados miembros”. La idea de una unión de geometría variable, a varias velocidades, se abre paso de nuevo en Europa.

Es lo que se desprende de la declaración conjunta de los ministros de exteriores francés y alemán, Jean-Marc Ayrault y Sigmar Gabriel, en respuesta a la visión de cinco escenarios planteada por el presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Junckerpara alimentar el debate de la cumbre de Roma del próximo 25 de marzo. También el ministerio español ha empezado a mover ficha. “Vivimos un momento crucial y debemos estar unidos en defensa de la integración. España está y estará a favor de más y mejor integración”, avanza el ministerio de Exteriores español sobre un libro blanco que el presidente Mariano Rajoyconsidera "útil" para combatir la desafección que recorre Europa.

UNA IDEA QUE RESURGE

La idea de una Europa a varias velocidades no es nueva. No todos los Estados miembros forman parte de la Eurozona, ni del espacio de libre circulación de Schengen ni de la cooperación reforzada (hasta ahora fallida) que negocia una tasa a las transacciones financieras. Pero cada cierto tiempo, cuando la crisis pone contra las cuerdas al proyecto europeo o la parálisis institucional impide avanzar, resurge con fuerza.

El 'brexit' ha obligado a la UE a afrontar uno de esos momentos. Puede que la vuelta al mercado único sea improbable. Juncker no lo apoya y ni Francia ni Alemania están por la labor de desandar el camino recorrido. “Tenemos la convicción de que no podemos dar marcha atrás en nuestra ambición. La UE es más que un mercado único. Está fundada en valores comunes, solidaridad y estado de derecho” pero “somos conscientes de que los desafíos actuales exigen una UE más eficaz”, admiten sin mencionar a los díscolos aliados que se niegan a acoger a solicitantes de asilo como Hungría o Polonia.

CUMBRE DE MALTA

El mensaje es calcado al que la cancillera Angela Merkel pronunció hace un mes en la cumbre de Malta. “Hemos aprendido de la historia en los últimos años que puede haber una Europa a diferentes velocidades y que no todos van a participar en las diversas etapas de la construcción europea”. Realismo puro y duro. El presidente galo,François Hollande, comparte el diagnóstico y el lunes reunirá a Merkel, Gentiloni y Rajoy en una especie de minicumbre en Versalles para preparar la cumbre de Roma.

Pero el apetito integrador no es el mismo al este y el oeste, y el bloque de Visegrado -Hungría, República checa, Eslovaquia y Polonia- ya ha pactado su línea de acción: unidad e igualdad, sí, e incluso garantizar la supervivencia del espacio Schengen y del mercado interior. Pero también una renacionalización de políticas, reduciendo el peso de las instituciones europeas y dando más control a los parlamentos nacionales.