Francia no tiene la intención de renunciar a Estrasburgo como sede principal del Parlamento Europeo. Así figura en el protocolo 6º del Tratado de la Unión, que solo puede ser modificado por unanimidad de los Estados miembros, y el Gobierno de Emmanuel Macron no está dispuesto a ceder en este terreno. “No hay ninguna ambigüedad sobre la posición del presidente de la República a favor de Estrasburgo como sede del Parlamento Europeo”, ha avisado este miércoles la ministra de asuntos europeos gala, Nathalie Loiseau.

Sus palabras responden al debate político abierto de nuevo en el Parlamento Europeo -cuya sede de trabajo principal está en Bruselas- en torno a la campaña que apoya una sede únicapara la Cámara. La idea lleva sobre la mesa desde hace años y cada cierto tiempo resurge con fuerza. En esta ocasión lo ha hecho al albur del 'brexit' y la necesidad de trasladar desde Londres a dos de las agencias europeas ubicadas en la capital británica, entre ellas la del medicamento (EMA en sus siglas en inglés) a la que aspira Barcelona.

Algunos eurodiputados como el conservador alemán Peter Liesecreen que la sede debe estar en Bruselas y apuestan por utilizar esta oportunidad para ofrecer a la capital alsaciana una alternativa. Sus argumentos, que han cosechado numerosos apoyos, no han cambiado. El “circo ambulante” de trasladar a políticos, asistentes y funcionarios a Estrasburgo, tal y como lo definen los más reacios, cuesta entre 114 y 180 millones de euros al año y general 19.000 millones de toneladas adicionales de CO2.

“Ha llegado el momento de optar por una sede única. No podemos ser rehenes de Francia”, ha avisado la liberal finlandesa Anneli Jäätteenmäki muy crítica con el despilfarro de tiempo, dinero y emisiones de CO2. “Los amigos franceses están apegados a esto de forma visceral. Es verdad que es un símbolo de reconciliación pero los símbolos hay que modernizarlos y hoy en día es el simbolo del mal gobierno”, ha advertido su colega de grupo Frederique Reis.

EURODIPUTADOS GALOS, SIN FISURAS

Los eurodiputados franceses, desde la izquierda hasta la derecha, han respondido sin fisuras en una demostración clara de que la defensa de Estrasburgo como sede del Europarlamento es una línea roja que ningún grupo político galo está dispuesto a asumir. “Si hay que abrir el debate habría que hablar de la localización del conjunto de las instituciones”, ha amenazado la conservadora Anne Sander defendiendo una única sede pero en Estrasburgo.

Varios han sido los que han denunciado la absurdidad del debate ante la nula capacidad de obligar a los gobiernos a aceptar un cambio si ellos no quieren mientras que otros como el catalán Francesc Gambús han aprovechado el momento para hacer campaña por Barcelona como sede de la Agencia Europea del Medicamento. “Arrancarle el Parlamento (a Estrasburgo) es arrancarle el alma. Los símbolos son importantes y no tienen precio” pero si “no les parece bien Lille (la candidata de Francia a la EMA) apuesten por Barcelona”, ha urgido.

Tanto el representante de la presidencia de turno de la UE como de la Comisión Europea se han escudado para no intervenir en el debate en que la decisión compete a los Estados miembros. “La Comisión no tiene ningún papel. Son los gobiernos los que deben decidir de común acuerdo y el proceso requiere de la unanimidad”, ha recordado el comisario de medioambiente presente en el debate, Karmenu Vella.