Francia reforzará la lucha contra la inmigración ilegal y modificará la legislación para agilizar los procedimientos de expulsión de quienes se encuentren en el país de manera irregular. Al mismo tiempo, creará en dos años unas 7.500 plazas para los solicitantes de asilo y reducirá los plazos de tramitación de las demandas.

El primer ministro francés, Edouard Philippe, ha presentado este miércoles el plan del Gobierno para garantizar el derecho de asilo y gestionar el imparable flujo migratorio que generan las guerras, la inestabilidad política y la miseria de los países fronterizos con la Unión Europea.

A su juicio, Francia “no está a la altura” en materia de asilo y tiene que corregir su política. No obstante, el Gobierno rechaza la petición de numerosas asociaciones de abrir centros humanitarios. “Son estructuras que no generan más que problemas” ha dicho sin rodeos el ministro de Cohesión Territorial, Jacques Mézard.

OLEADA MIGRATORIA

Desde principios del 2017 han llegado a las costas italianas procedentes de Libia casi 85.000 personas. Unas 20.000 han sido detenidas en la frontera franco-italiana situada en la región Alpes Marítimos, pero su presencia es cada vez mayor tanto en París como en la ciudad portuaria de Calais, donde prueban suerte para lograr su objetivo de llegar al Reino Unido.

El pasado viernes la policía desalojó a casi 2.800 migrantes acampados en el norte de la capital. Esta operación se ha repetido 34 veces en dos años. Y seguirá repitiéndose. Cuatro días después, hay ya 550 en los aledaños del campamento municipal de La Chapelle, con capacidad para albergar temporalmente a 400 personas y permanentemente saturado. En Calais, se calcula que hay unos 600 migrantes.

Su situación no se gestionará con carácter de urgencia, según ha reconocido el propio Philippe, -“no tengo una varita mágica”, ha dicho- sino en el largo plazo. A los 80.000 alojamientos que existen hoy en día para solicitantes de asilo se sumarán 4.000 en el 2018 y 3.500 en el 2019.

Habrá también otras 5.000 para refugiados. Francia recibió en 2016 más de 85.000 solicitudes de asilo, un 40% más que en el 2012, cifras que superan la capacidad de gestión de los dispositivos de acogida.

EFICACIA

El plan de acción del Gobierno francés busca igualmente la “eficacia” a la hora de ejecutar las órdenes de expulsión de los inmigrantes irregulares. Una política que debe ser “creíble”, en palabras de Philippe.

Según el primer ministro, de los 91.000 extranjeros en situación irregular detenidos en el 2016, sólo 31.000 recibieron una notificación obligándoles a abandonar territorio francés, algo que hicieron unos 25.000. “Este porcentaje de ejecución se tiene que mejorar”, ha advertido.

Así pues, los inmigrantes que no hayan obtenido el estatuto de refugiado recibirán “sistemáticamente” una orden de expulsión en el momento mismo en el que se rechace su solicitud. “No será posible acoger a todos los inmigrantes económicos”, ha afirmado el jefe del Ejecutivo.

Por otro lado, el Gobierno contempla agilizar la concesión de visados para facilitar la llegada a Francia de talentos, estudiantes y profesionales jóvenes.