Tal y como se esperaba desde hace 15 días, François Fillon ha sido finalmente imputado por malversación de fondos públicos, convirtiéndose en el primer candidato de peso a la presidencia de la República francesa que optará al Elíseo con el lastre de una inculpación sobre sus espaldas.

Los tres jueces que instruyen el sumario sobre los supuestos empleos falsos de la esposa y dos de los hijos del cabeza de cartel de Los Republicanos, han tomado la decisión este martes, tras acceder a la petición del propio Fillon de adelantar la cita para que se desarrollara “en condiciones de serenidad”, según ha explicado su abogado, Antoine Levy.

La derecha ha reaccionado ante esta nueva etapa del procedimiento sin aspavientos y quitándole hierro al asunto. "Lo sabíamos desde el principio. Esto no cambia absolutamente nada”, ha dicho Christian Jacob, presidente del grupo parlamentario de Los Republicanos.

En el Partido Socialista, el diputado François Loncle ha dicho que Fillon es “impresentable” y el ecologista Yannick Jadot se pregunta en Twitter en qué país un imputado seguiría siendo candidato a la más alta institución del país. “En nombre de la democracia, retírese”, le ha pedido Eric Coquerel, colaborador del líder izquierdista Jean-Luc Mélenchon.

El lamado escándalo 'Penelopegate' estalló el 25 de enero, cuando la fiscalía financiera decidió abrir una investigación tras la revelación del semanario satírico ‘Le Canard Enchaîné’ de que Penélope Fillon y dos de los hijos del matrimonio, Marie y Charles, habían sido contratados como asistentes parlamentarios sin que hubiera rastro alguno de su actividad.

La ley no prohíbe a los diputados contratar a familiares como asistentes parlamentarios, siempre y cuando se trate de un trabajo real. Es este aspecto el que intenta aclarar la investigación judicial que ha revolucionado la campaña del candidato conservador.

DECLARACIÓN LEÍDA

El candidato se ha negado este martes a someterse al interrogatorio y en su lugar ha leído ante los jueces una declaración en la que expresa su “respeto” a la autoridad judicial aun mostrando su desacuerdo con “el método” y el calendario judicial. Admite que contrató a su esposa y que su trabajo es “innegable”.

Fillon dice en la declaración que su mujer gestionaba su correo o le representaba en actos y reuniones. Además, se queja de haber sido convocado "de manera precipitada" por hechos que se remontan a hace casi veinte años y espera ser tratado “como cualquier ciudadano”.

ACORRALADO POR LA JUSTICIA

Fillon se presentó a los franceses como el adalid de la honestidad y se ve ahora acorralado por la justicia a menos de seis semanas de la primera vuelta de unas elecciones dominadas por la incertidumbre. Hace sólo tres meses tenía ante sí un “bulevar” que le llevaba directamente al Elíseo, en palabras de Alain Juppé, el alcalde de Burdeos vencido por Fillon en las primarias que el partido organizó el pasado noviembre.

Sin embargo, el escándalo en sí y su reacción acusando a los jueces de querer apartarle de la carrera presidencial cometiendo un “asesinato político” desató las alarmas en su propio partido y provocó una cascada de deserciones en su equipo de campaña.

Aunque en enero se comprometió a renunciar si era imputado, Fillon cambió de opinión y se empeñó en seguir dando la batalla amparándose en la legitimidad de las primarias, en el apoyo de las bases y en los 40.000 simpatizantes que le arroparon el pasado 5 de marzo en la plaza de Trocadero.

El de los empleos ficticios no es el único asunto que investiga la justicia. Este martes el diario Le Parisien revela que los hijos de Fillon realizaron diversas transferencias bancarias a su padre del dinero público que cobraban como asistentes.