Viktor Orban, el controvertido primer ministro húngaro, ha ganado tres elecciones legislativas seguidas en Hungría de la mano del Fidesz, y es ya, tras la alemana Angela Merkel, el segundo dirigente europeo que más años lleva al frente de un gobierno. Este hecho no le exime, sin embargo, de cumplir las reglas del Estado de derecho y los valores europeos y este miércoles la Eurocámara se lo ha dejado bien claro con el mayor correctivo político que le puede imponer: una recomendación al Consejo para activar el artículo 7 del Tratado, que en última instancia puede terminar en la suspensión del derecho de voto de Hungría.

La decisión ha sido adoptada con un aplastante mayoría en el pleno del Parlamento Europeo: 448 votos a favor y 197 en contra. La votación se ha producido tan solo un día después de que el propio Orban admitiera en Estrasburgo que daba la batalla por perdida porque ya estaba sentenciado y acusara al pleno de “insultar” a Hungría y a su honor y vengarse de sus ciudadanos por decidir que no quieren ser un país de inmigrantes”.

Nunca hasta ahora el Parlamento Europeo había dado semejante paso en su historia, que solo ha sido dado en una ocasión por la Comisión Europea, en diciembre de 2017 contra el Gobierno de Polonia por una reforma del sistema judicial que no garantiza, a juicio de Bruselas, la separación de poderes y el Estado de derecho. En esta ocasión, ha sido el Europarlamento quien ha desencadenado el procedimiento tras el contundente informe elaborado por la ecologista holandesa Judith Sargentini en el que enumera la larga lista de derechos y valores que se ven amenazados en Hungría: desde la libertad de prensa, hasta de religión, académica, asociación o los derechos de las minorías y los refugiados entre otros.

DIVISIÓN EN EL PPE

Pero si su recomendación ha salido adelante ha sido gracias sobre todo a la división en el seno del Partido Popular Europeo, formación a la que pertenece el Fidesz y que hasta ahora siempre había cerrado filas entorno a la figura del polémico Orban a quien. El martes el grupo decidió dar libertad de voto a sus miembros y una mayoría han secundado la decisión de su jefe de filas, el alemán Manfred Weber, de autorizar la activación del artículo 7. Se trata de una especie de “botón nuclear” que permite a los gobiernos europeos castigar a un socio si se constata una vulneración de los valores europeos recogidos en el Tratado aunque su aprobación final es complicada dado que exige la unanimidad.