La mano negra de Estado Islámico podría estar detrás del atentado terrorista que el pasado lunes por la noche dejó hasta 12 muertos y 48 heridos en Berlín después que un camión se abalanzase contra el concurrido mercado navideño de Breitscheidplatz, en una de las principales zonas comerciales de la capital. A pesar de que el grupo yihadista ha reivindicado en su portal propagandístico Amaq que “un soldado del Estado Islámico” ha provocado la tragedia “para golpear a los ciudadanos de la coalición internacional”, al cierre de esta edición se conocen pocos detalles más del autor o autores que, tras la colisión del vehículo, se habrían dado a la fugar armados. Si el lunes fue el día del impacto y la conmoción, el martes ha estado marcado por la incertidumbre de una investigación que ha avanzado poco y a trompicones.

A primera hora de la mañana el diario 'Bild' ha informado que el hombre detenido por la policía durante la noche del lunes en las inmediaciones del lugar de los hechos era un joven paquistaní de 23 años identificado como Naved B., quien había llegado a Alemania como refugiado y había obtenido un permiso temporal de residencia desde el pasado junio. Poco después, y avanzándose meticulosamente a la comparecencia de la canciller Angela Merkel programada para las 11, la líder populista de Alternativa por Alemania (AfD) Frauke Petry ha culpado a la canciller y a su política migratoria remarcando que “Alemania ya no es un país seguro”.

Siguiendo su tradicional calma y precaución, poco después, la propia líder alemana ha comparecido de luto para mostrar su consternación y lanzar un mensaje que hace pensar en un endurecimiento aún mayor de la acogida de refugiados. “Sería particularmente repugnante que el ataque fuera perpetrado por alguien que ha obtenido protección en Alemania como refugiado”, ha alertado. Aunque ni policía ni la fiscalía federal alemana, encargada de parte de la investigación, lo habían confirmado la hipótesis de un terrorista infiltrado entre solicitantes de asilo cobraba fuerza.

AUTOR DEL ATENTADO A LA FUGA

Pero al mediodía la prensa alemana ha apuntado que el detenido negaba cualquier implicación en el ataque y, sobre las 13:36 horas, el diario ‘Die Welt’ citaba fuentes policiales que confirmaban esa posición. El comunicado oficial de la policía ha sido más ambiguo hasta que la fiscalía ha concluido que el detenido no era partícipe del atentado. Los forenses no han podido probar su presencia en el camión estrellado y, sobre las 19 horas, lo han dejado en libertad sin cargos.

Vuelta al punto cero y nerviosismo entre los berlineses, alertados en todo momento por los servicios policiales. “Tenemos a un peligroso criminal huido”, ha explicado el jefe de la policía berlinesa Klaus Kandt, sin especificar si se trata de uno o más autores a la fuga. La investigación apunta a que el autor del ataque habría asesinado al conductor del camión, de nacionalidad polaca al igual que el vehículo secuestrado, disparándole varias veces con una pistola que “aún no ha sido localizada”, lo que ha reforzado la sensación de intranquilidad en la capital.

A pesar de que la Fiscalía ha asegurado que el modus operandi del atentado recuerda a otras operaciones yihadistas como la masacre perpetrada en Niza el pasado el pasado 15 de julio en la que murieron 85 personas, a esta hora el ministro del Interior Thomas de Maizière ha evitado hablar de terrorismo islamista hasta que la investigación así lo concluya oficialmente. Alemania deberá esperar a que se esclarezcan más detalles.

BERLÍN PARALIZADA

El anuncio de que el joven paquistaní de 23 años custodiado por la policía no era el autor del atentado ha devuelto el nerviosismo a una ciudad, Berlín, que respiraba un poco más aliviada tras su detención. Tras lanzar un mensaje de alerta por la fuga del presunto autor, la policía ha pedido a los berlineses tener cuidado y estar alerta de cualquier hecho sospechoso. También se ha informado de que la ciudad permanece en un alto riesgo mientras la investigación prosigue su curso. A pesar de la reivindicación de Estado Islámico, la ciudadanía, las autoridades y la prensa alemana han hecho gala de su característica sobriedad y han evitado especular con el miedo.