La estación de metro del World Trade Center de Nueva York diseñada por el arquitecto valenciano Santiago Calatrava amaneció este sábado con profusas goteras que han dejado su interior inundado.

Oculus, como se llama la construcción, fue inaugurada en marzo del 2016, hace un año y dos meses, después de 12 años de obras, cinco de retraso y un sobrecoste que ha elevado la factura final a 4.000 millones de dólares, el doble de lo que costó Grand Central (contemplando la inflación).

La obra, que se ha convertido en un edificio emblemático de Nueva York, es un espacio diáfano de casi 100 metros de largo y 60 de alto que está coronado a unos 50 metros por la espina dorsal de la estructura, con una cristalera retractil que no ha resistido los embates de las fuertes lluvias.

La agencia de comunicación de Calatrava asegura que las goteras no están relacionadas con problemas del edificio sino que son consecuencia de las "fuertes precipitaciones" que ha sufrido la ciudad y que han afectado a otras "infraestructuras de transportes como la estación Grand Central o Penn Station". A su juicio, son las obras todavía en curso en el World Trade Center "el origen de las filtraciones de agua".

En la Ciudad de las Artes y las Ciencias de Valencia, una de las obras cumbre del arquitecto, autor también de la torre de telecomunicaciones de Montjuïc, en Barcelona, se cerró uno de los edificios por goteras.