El presidente de Turquía, Recep Tayyip Erdogan, ha lanzado hoy un ataque verbal contra la mayor formación de la oposición, el socialdemócrata Partido Republicano del Pueblo (CHP), por instaurar, supuestamente, una cuota de homosexuales en sus comités locales.

"El partido que se hace llamar el principal de la oposición se ha alejado tanto de la nación que ahora en las elecciones a comités locales del CHP están poniendo una cuota de homosexuales, en proporción de uno de cada cinco", declaró Erdogan ante funcionarios de la administración local en Ankara.

"¡Que venga Dios y lo vea! No está claro cómo los distribuirán. Que sigan así. Nosotros somos los que defendemos la moral. ¡La moral es tan importante!", añadió el presidente en su discurso, transmitido en directo por la cadena CNNTürk.

La dirección del CHP, por su parte, ha negado que el partido haya adoptado una cuota para homosexuales, aunque reivindica la presencia del colectivo en sus filas.

"En nuestros comités desde luego integramos a todos, mujeres, hombres, transexuales, y nuestras políticas se ocupan de los derechos de los homosexuales. Es algo natural para nosotros, pero no existe una cuota", explicó a Efe, en conversación telefónica, Canan Kaftancioglu, una integrante de la junta directiva del CHP.

"Estas palabras del presidente reflejan un discurso de odio y discriminación", se lamentó la dirigente socialdemócrata.

La homosexualidad es legal en Turquía desde mediados del siglo XIX, y en ciudades grandes como Estambul o Ankara hay importantes comunidades gay, con actividades culturales muy ricas y visibles.

No obstante, en muchas regiones conservadoras ser homosexual sigue estando sujeto a enormes tabúes.

La Marcha del Orgullo Gay que se celebra en Estambul desde 2003 atrae cada vez a más personas y hasta 2014 se llevaba a cabo pacíficamente y sin incidentes.

Pero a partir del año siguiente, las autoridades le han denegado las autorizaciones correspondientes, razón por la que desde entonces ha estado acompañada de intervenciones policiales, con empleo de gases lacrimógenos y cañones de agua, ya que la gente ha continuado asistiendo a pesar de la falta de permiso.