En medio de la imparable escalada dialéctica entre Estados Unidos y Corea del Norte, que sigue sin plegarse a las demandas internacionales para frenar sus ensayos nucleares y balísticos, se ha abierto un resquicio para buscar una salida negociada al conflicto. El canciller estadounidense, Rex Tillerson, ha reconocido por primera vez que su Administración está manteniendo "contactos directos" con el régimen norcoreano. “Estamos probando, así que manténganse informados”, dijo Tillerson en China, donde se encuentra de viaje oficial. “Tenemos líneas de comunicación con Pionyang. No estamos en una situación de oscuridad, en un apagón. Tenemos dos o tres canales abiertos”, ha añadido el secretario de Estado tras reunirse con el liderazgo chino.

Sus palabras son la primera señal de que la diplomacia estadounidense está manteniendo conversaciones secretas con el Gobierno de Kim Jung-Un, algo semejante a lo que hizo la Administración de Barack Obama con Irán. Aquellas gestiones cristalizaron en el acuerdo nuclear pactado con las grandes potencias en 2015, un pacto por el que Teherán se comprometió a frenar su programa militar a cambio del levantamiento de las sanciones internacionales. Por el momento, la posibilidad de un desenlace similar se antoja lejana. El propio Tillerson se apresuró a recalcar el sábado que las circunstancias son distintas y también los objetivos que persigue su Administración, la completa desnuclearización de la península coreana. “No vamos a acordar con Corea del Norte un pacto nuclear que sea tan endeble como el de Irán”. Ese acuerdo tiene muy mala prensa entre la derecha estadounidense.

GRAN DESAFÍO

De acuerdo con Associated Press, uno de los canales abiertos pasa por la sede de Naciones Unidas en Nueva York, donde se han reunido “regularmente” y “desde hace meses” los diplomáticos de ambos países. No es el único porque, según la BBC, las partes han recurrido también a la mediación de Suecia, un país que cuenta con la confianza de los interlocutores. Pero el desafío es hercúleo. Y no será fácil. El régimen de Pionyang ha llegado a la conclusión de que su mejor opción para sobrevivir pasa por tener un arsenal nuclear, capaz de alcanzar a sus rivales regionales y a Estados Unidos con misiles intercontinentales. Kim tiene muy presente lo que les pasó a Sadam Hussein y Muamar al Gadafi cuando renunciaron a sus programas nucleares y no quiere exponerse a acabar como ellos.

Tillerson ha asegurado que, en estos momentos, el objetivo primordial de los contactos consiste en rebajar la tensión. Pero nada apunta a que se esté consiguiendo. Tras amenazar en la ONU con aniquilar a Corea del Norte si sigue adelante con sus provocaciones, Trump volvió a la carga el viernes en Twitter. “Las soluciones militares están listas, fijas y cargadas, en caso de que Corea del Norte actúe de forma imprudente”. A lo que el régimen de Kim ha respondido tildando al líder estadounidense de “viejo psicópata” que está invitando a “un desastre nuclear que reducirá América a un mar de llamas”.