El jefe del Ejército durante los últimos años de Cristina Fernández de Kirchner, el general César Milani, fue detenido en el marco de una causa judicial que lo investiga como uno de los presuntos responsables del secuestro y las torturas de tres opositores a la última dictadura militar argentina (1976-83).

Según el abogado de Milani, Gustavo Feldman, el general retirado se declaró inocente y explicó ante un tribunal de la provincia de La Rioja, unos 1000 kilómetros al oeste de la ciudad de Buenos Aires, el contexto en el que le tocó actuar en calidad de joven subteniente, y que la querella quiere dar como probadas las presunciones en su contra. Milani había sido denunciado por Ramón Olivera de haber participado en un allanamiento en el que fue secuestrado su padre, Ramón Olivera, quien fue torturado en el cuartel en que el general estaba destinado. Milani “estuvo presente y lo hostilizó durante un interrogatorio”, según el denunciante. Olivera realizó una primera denuncia ante la Comisión Riojana de Derechos Humanos en 1984 y ratificó sus dichos en 2013 ante la Justicia.

Milani también está siendo investigado por la desaparición de un soldado durante las acciones contrainsurgentes en la norteña provincia de Tucumán. La figura del exjefe del Ejército ha sido controvertida desde que fue puesto al frente de la institución. De un lado, porque rompió la neutralidad de los militares respecto a los asuntos políticos que caracterizó a las Fuerzas Armadas desde 1983 y se declaró peronista. A su vez, porque estableció una relación peculiar con la dirigente de las Madres de Plaza de Mayo, Hebe de Bonafini.

CRÍTICAS DESDE UN PRINCIPIO

El Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS) criticó en su momento la designación de Milani y consideró falaces sus explicaciones sobre lo actuado durante la dictadura. Milani dijo que en la provincia de La Rioja la represión fue de baja intensidad. “Esto no es cierto. Mientras él estuvo allí fueron asesinados por militares y policías el obispo Enrique Angelelli, los sacerdotes Carlos Murias y Gabriel Longeville y el laico Wenceslao Pedernera”, recordó al respecto Horacio Verbitsky, el presidente del CELS.

El general negó saber que se violaban entonces los derechos humanos. “Esta afirmación es inverosímil en un hombre de familia política, con militancia en el justicialismo (peronismo), que fue la primera fuerza en denunciar el carácter terrorista de la represión estatal. En esa unidad, en la que Milani comía y dormía, sólo revistaban 30 oficiales, lo cual descalifica su pretendida ignorancia”, añadió al respecto Verbitsky.

PERRITOS CALIENTES

La presencia de Milani en el Ejército fue considerada por organismos humanitarios como una contradicción inexplicable de un Gobierno que había promovido los juicios contra los represores. Al salir de la institución, Milani y el exsecretario de Comercio de Fernández de Kirchner, Gillermo Moreno, iniciaron en conjunto un negocio de venta de perritos calientes.