Juli Briskman no se lo pensó dos veces cuando, el pasado 28 de octubre, pasó en bicicleta junto a la comitiva de Donald Trump, que había ido a jugar a su club de golf a 40 kilómetros de la Casa Blanca, y le dedicó una peineta al presidente. El gesto y la imagen, que se ha hecho viral, le ha costado a esta mujer madre soltera de dos niños su puesto de trabajo en Akima LLC, una firma constructora que trabaja para el Gobierno y el Ejército de EEUU. Un despido que ha despertado una intensa oleada de críticas.

"Pasó junto a mi y me empezó a hervir la sangre", ha contado al Huffington Post esta votante demócrata que vive cerca del club de golf de Trump, junto al río Potomac. "Pensé en todos los inmigrantes, en quienes han perdido la asistencia del Obamacare, en Puerto Rico, que sigue sin suministro eléctrico y me dije 'vuelve a estar en el maldito campo de golf'" e, instintivamente, sin dejar de pedalear, elevó su dedo corazón hacia el presidente.

El gesto fue captado por el fotógrafo de AFP Brendan Smialowski y la imagen se ha viralizado. Briskman ha contribuido a ello, ya que compartió la imagen en sus cuentas de Facebook y Twitter y la ha convertido en su imagen de perfil.

Se desconoce si Trump vio el gesto en directo. Quienes si lo vieron, a posteriori, fueron los jefes de Briskman en Akima LLC. Tres días más tarde le comunicaron que estaba despedida. Como argumento, le dijeron que "no podía compartir cosas obscenas en las redes sociales". "Consideraron que hacerle la peineta era obsceno", ha señalado la mujer, que ha aprovechado para recordar que "un compañero varon en Akima hizo en sus redes comentarios contra los liberales y no fue despedido. ¿Es eso menos obsceno que hacer la peineta? ¿Es justo?", se ha preguntado Briskman.

Las redes han salido en su defensa, calificándola de "héroe", cargando contra Akima y defendiendo la libertad de expresión.