Han bastado 48 horas para que el triunfo de la selección francesa de fútbol en el Mundial de Rusia llegara al hemiciclo de la Asamblea Nacional en formato protesta. Haciéndose eco de la decepción de muchos aficionados, los diputados comunistas han lamentado la velocidad a la que desfilaron los 'bleus' por los Campos Elíseos para llegar rápidamente al Elíseo, donde Emmanuel Macron les había preparado una gran fiesta en el jardín palaciego junto a 3.000 invitados.

“Hay mucha frustración, porque el presidente de la República se apropió casi de manera exclusiva e irracional de la alegría del pueblo francés. Parecía tener prisa por recibirles pero, entre el autobús que tardó cuatro horas en 1998 y los seguidores que esperaron cuatro o cinco horas a pleno sol y vieron a los futbolistas diez segundos, se podía haber buscado un equilibrio”, ha dicho este martes el diputado Sébastien Jumel.

El programa oficial de la selección enviado a la prensa preveía una hora de recorrido por los Campos Elíseos, pero todo se vino abajo por el retraso en el despegue del vuelo de Moscú y el largo trayecto de los 23 de Didier Deschamps desde el aeropuerto Charles de Gaulle hasta el corazón de París. El resultado fue que acumularon dos horas de retraso y que pasaron ante las 300.000 personas apiñadas en la emblemática avenida parisina como un exhalación. Doce minutos tardaron.

Treinta segundos

Así que este martes las redes sociales arden. “Parecía el Tour de Francia”, decía un internauta. El grupo de hinchas ‘Irresistibles franceses’ resumía en Twitter el sentir muchos. “Somos campeones del Mundo. Vivimos nuestro Everest, dificultades, sufrimiento, alegrías, lágrimas…años para llegar y unos pocos segundos para volver a bajar. Treinta segundos, exactamente”.

Por si fuera poco, un mal entendido o un cambio de planes le aguó un poco la fiesta a los que confiaban en ver a sus ídolos en el Hotel Crillon de la plaza de la Concordia, donde se suponía que algunos jugadores pasarían la noche. La esperanza de verles de cerca se desvaneció cuando supieron que el equipo de Francia no aparecería en el balcón del famoso hotel mostrando el trofeo.

Pese a todo el buen humor colectivo provocado por la segunda Copa de campeones todavía no se ha desvanecido pero para Emmanuel Macron la victoria no se ha traducido en una mayor popularidad, según un sondeo elaborado por Odoxa para ‘France Info’ y ‘Le Figaro’.