Donald Trump acostumbra y está acostumbrado al espectáculo, pero el más importante de su vida hasta ahora, la jura como 45° presidente de Estados Unidos este viernes, amenaza con ser deslucido.

Tras un profundo enfrentamiento con el congresista negro John Lewis, un icono de la lucha por los derechos civiles, el boicot de miembros demócratas de la Cámara de Representantes a la toma de posesión presidencial se ha intensificado, y al menos 53 congresistas han anunciado que no acudirán a la jura en la escalinata del Capitolio, según el último recuento realizado por 'The Washington Post'.

Pese a marcar un hito en recaudación de fondos para distintos actos de la simbólica semana, el equipo de Trump ve decaer unas ceremonias en las que han rechazado participar muchos artistas y de las que siguen cayéndose participantes. Y aunque Trump ha denunciado como “amañadas” las encuestas que lo confirman como el presidente electo más impopular en al menos cuatro décadas, tendrá más difícil denostar el rechazo de las miles de personas que se esperan en Washington en protestas antes, durante y después de su jura.

LA GUERRA CON LEWIS

El enfrentamiento con Lewis arrancó el viernes, cuando el congresista hizo unas declaraciones a la cadena NBC. “No veo como un presidente legítimo a este presidente electo”, dijo, mostrándose también convencido de que “los rusos participaron en ayudar a que este hombre fuera elegido y a destruir la candidatura de Hillary Clinton”.

Trump le respondió al día siguiente en Twitter, con un mensaje en el que acusó al congresista de Georgia, que en 1965 marchó con Martin Luther King y fue herido por la policía en el puente de Selma (Alabama) de ser “todo palabrería y nada de acción o resultados”, un mensaje que completó con un “¡triste!”

El asalto a un respetado emblema vivo de un momento trascendental en la historia de EEUU animó a otros congresistas a sumarse al boicot a la inauguración de la presidencia de Trump. Pero el presidente electo no ha echado marcha atrás. En un inteligente gesto para frenar potenciales acusaciones de racismo, se reunió en la Torre Trump el lunes, día festivo en EEUU precisamente en honor a King, con el hijo mayor del malogrado Nobel de la Paz. Pero este mismo martes ha vuelto a atacar a Lewis en Twitter, diciendo que el congresista estaba “equivocado o mintió” al decir que sería la primera toma de posesión que se perdía. Trump ha recordado que Lewis tampoco asistió en el 2001 a la jura de George W. Bush, cuya elección decidida por el Tribunal Supremo tampoco consideró legítima en su día.

PÉSIMAS ENCUESTAS

Poco antes Trump había cuestionado también en Twitter la veracidad de las encuestas que lo sitúan como el presidente electo peor visto por los estadounidenses en al menos cuatro décadas. Dos sondeos publicados este martes (uno del 'Washington Post' y la cadena ABC y otro de la CNN) coinciden en situar su índice de aprobación en solo el 40% y el suspenso entre el 52 y el 54%. Y son porcentajes similares a la media que mantiene RealClearPolitics, donde la visión desfavorable de Trump es del 50% y la favorable se queda en el 42,3%.

Según Trump, tras esos sondeos está “la misma gente que hizo las falsas encuestas electorales”. Y aunque tiene razón en recordar que las encuestas antes de los comicios “se equivocaron tanto”, no ha ofrecido ninguna prueba para justificar su denuncia de que “están amañadas como antes”.

Más difícil tendrá Trump desdeñar el rechazo que miles de personas van a mostrarle en las calles de la capital. La manifestación potencialmente más numerosa es la organizada para el sábado, su primer día como presidente, y los 1.200 permisos solicitados por autobuses que llegarán hasta Washington desde otras ciudades triplican los pedidos para el día de la inauguración.

Los actos oficiales se han concentrado en tres jornadas (jueves, viernes y sábado), y a juzgar por informaciones tanto del equipo que los prepara como de prensa, serán más comedidos que los de tomas de posesión previas, aunque Trump haya superado los 90 millones de dólares en recaudaciones privadas, dejando pequeños los 53 que consiguió Barack Obama. Por ejemplo, se calculan solo 90 minutos para el desfile por la avenida de Pensilvania una vez que Trump haya jurado su cargo colocando su mano, como hizo Obama, sobre la biblia de Abraham Lincoln(aunque también usará una que le regaló su madre).

Trump, además, sigue acumulando bajas de artistas dispuestos a participar en las celebraciones. El lunes una banda que hace versiones de Bruce Springsteen y que iba a tocar en uno de los bailes ceremoniales anunció que daba marcha atrás.