La sombra de obstrucción a la justicia se cierne con intensidad cada vez más implacable sobre el presidente de Estados Unidos, Donald Trump. Horas antes de que comparezca este jueves ante el Comité de Inteligencia del Senado James Comey, el director del FBI al que Trump cesó fulminantemente en medio de la investigación del Rusiagate, ese órgano ha colgado el testimonio que ya ha enviado. Y en esas declaraciones Comey asegura que Trump le presionó para “dejar pasar” la investigación sobre Michael Flynn, el asesor de seguridad nacional que tuvo que dimitir tras solo tres semanas en su cargo pormentir sobre sus conversaciones con el embajador de Rusiaen Washington.

“Es un buen tipo y ha pasado por mucho. Espero que puedas encontrar forma de dejar esto pasar, de dejar pasar a Flynn”, asegura Comey que le dijo Trump en una reunión en el Despacho Oval el 14 de febrero donde el presidente había hecho que se quedaran solos. “Es un buen tipo. Espero que puedas dejar pasar esto”.

Comey asegura en su testimonio que no interpretó que el presidente le estuviera pidiendo que abandonara toda la investigación sobre Flynn (solo la de la mentiras sobre sus conversaciones con el embajador) ni tampoco sobre la injerencia de Rusia en las elecciones estadounidenses ni la de la potencial colusión de miembros de su campaña con Moscú. Aun así, Comey afirma que interpretó la petición como “muy preocupante, dado el papel del FBI como una agencia de investigación independiente”.

El exdirector del FBI también asegura que poco después de esa conversación “imploró” al fiscal general, Jeff Sessions, que evitara que se volvieran a producir comunicaciones directas del presidente con él. El FBI depende del Departamento de Justicia, que dirige Sessions, que tiempo después (y para enfado de Trump) decidió recusarse de cualquier investigación sobre Rusia.

TODO REGISTRADO

Los siete folios preparados por Comey se basan en notas que tomó tras cada una de sus nueve conversaciones con el presidente, tres en persona y seis por teléfono, un registro que reconoce que no hizo mientras ocupó el cargo bajo el mandato de Barack Obama. E incluyen otras revelaciones que confirman informaciones de prensa publicadas hasta ahora con fuentes anónimas. El exdirector del FBI, por ejemplo, confirma que en una cena el 27 de enero Trump le pidió lealtad. “Necesito lealtad, espero lealtad”, dice Comey que fueron las palabras del mandatario, a las que reaccionó “sin moverme, hablar o cambiar mi expresión facial durante el extraño silencio que prosiguió”.

Trump volvió en esa misma cena a reclamarle lealtad, a lo que Comey contestó prometiéndole “honestidad”. Entonces Trump, tras una pausa, dijo: “eso es lo que quiero, lealtad honesta” y Comey se la prometió. Eso sí, en su testimonio Comey aclara que “es posible” que entendieran la frase “lealtad honesta de forma diferente” pero decidió que “no sería productivo” debatir más.

EL ÚNICO (E INÚTIL) CONSUELO

El único consuelo que puede encontrar Trump es que Comey confirma que le informó en varias ocasiones de que el presidente personalmente no estaba siendo investigado por el FBI. Pero parece poco a lo que agarrarse. El testimonio de Comey también habla de una conversación telefónica el 30 de marzo en la que el presidente describió la investigación del Rusiagate como una “nubeque estaba afectando a su capacidad de actuar por el país” y preguntó a Comey “qué se podía hacer para eliminar esa nube”. En esa misma charla Trump le dijo que “esperaba que encontrara una forma de hacer público" que no estaba siendo investigado. El 11 de abril Trump volvió a llamar a Comey y preguntó qué había hecho respecto a esa petición de que publicitara que él no estaba siendo investigado. Fue la última vez que hablaron. El 9 de mayo, el presidente le cesó.

Trump elige al nuevo director del FBI

Via tuit madrugador, y por sorpresa incluso para altos cargos de su Administración y sus encargados de comunicación, Donald Trump ha anunciado este martes su intención de nominar como director para el FBI a Christopher Wray, un abogado ahora en el sector privado que durante años trabajó en varios puestos del Departamento de Justicia. La nominación, no obstante, no es oficial todavía y una vez que lo sea Wray deberá aún ser confirmado por el Senado.

Trump ha destacado las “impecables credenciales” de Wry, que trabajó en Justicia tras los atentados del 11-S y que entre 2003 y 2005 estuvo al frente de la división criminal del departamento, donde se concentró en la lucha contra el fraude en el sector corporativo. Recientemente, en el sector privado, defendió al banco Credit Suisse en un caso de evasión fiscal y al gobernador de Nueva Jersey, el aliado de Trump Chris Christie, en un escándalo político local.

El tuit ha sido ampliamente interpretado como un intento de Trump de ganar algo de credibilidad en un momento en que todo Washington y todo el país estaban pendientes del testimonio de Comey. Horas después, la publicación de ese testimonio ha hundido su esfuerzo.

Pavor al twitter presidencial

Este jueves habrá bares en Washington que abrirán por la mañana para que se pueda seguir el testimonio de Comey en el Senado en directo a partir de las 10 (las 16.00 horas en España). Pero la vista de todos estará no solo en esas pantallas, sino en los móviles y en las redes sociales, donde Donald Trump está ansioso por dar pelea.

Dos altos cargos de la Casa Blanca han confirmado a The Washington Post que el presidente quiere ser un participante activo y no un espectador más en la esperada jornada. Y usar su red social favorita es una de sus opciones.

“Está furioso a un nivel personal y profundamente visceral con que la elite mediática haya tolerado (la historia rusa) y alabado a Comey”, ha declarado el exspeaker de la Cámara Baja Newt Gingrich. “No va a dejar que un tipo le difame sin golpearle tan fuerte como pueda”.