Múnich parece haber vivido su particular Columbine, aquella masacre de 1999 en que dos jóvenes mataron a 12 estudiantes y un profesor en un instituto de EEUU. Tras horas de especulaciones y dudas la policía bávara ha confirmado este mediodía que el autor deltiroteo perpetrado ayer en pleno centro de la ciudad podría haber estado recibiendo tratamiento psiquiátrico por un caso dedepresión. De esa manera las autoridades han querido descartar una de las hipótesis más sonadas del caso que vinculaban al joven de 18 años identificado como David S. con un caso de terrorismoyihadista impulsado por el grupo autoproclamado Estado Islámico.

Tras haber registrado su domicilio durante toda la mañana, el jefe de la policía de Múnich ha confirmado que el autor del ataque no tenía vínculo alguno con el radicalismo islámico ni con la ultraderecha. Lo que si han encontrado son notas y libros que apuntan a que el chico tenía una fijación por las armas y otros casos de matanzas masivas. Algunos medios de Alemania han señalado que el nombre real del autor sería Ali Sonboly.

Así, según han apuntado el jefe de la policía de Múnich Hubertus Andrä, se trataría de un “tiroteo masivo clásico” sin motivaciones políticas o religiosas. En alemán este tipo de ataques se conocen como Amok, una palabra intraducible al español que engloba las ideas de un baño de sangre y de un acto de locura psicótica.

FIJACIÓN POR LAS MATANZAS

La agencia alemana DPA ha apuntado que el pistolero idolatrabaTim Kretschmer, más conocido como el asesino de Winnenden, otro joven de tan sólo 17 años que el 11 de marzo del 2009 se atrincheró en una escuela de secundaria del estado de Baden-Württemberg, asesinó a 16 personas, hirió a otras nueve y se suicidó. David S. podría haber seguido ese ejemplo durante la tarde de este viernes. Tras abrir fuego en pleno centro de Múnich contra gente joven el chico decidió acabar con su vida y se suicidó de un disparo en la cabeza.

La policía también estudia si existe un posible vínculo con lamatanza de Utoya, en Noruega. Justo ayer se cumplieron cinco años de los atentados en el que el militante ultraderechista y xenófobo Anders Breivik asesinó a sangre fría a 69 jóvenes y hizo detonar una bomba en el centro de Oslo que acabó con la vida de ocho personas más. Andrä también ha señalado que la policía analiza la cuenta de Facebook del atacante para investigar si citó a sus víctimas en el McDonald’s donde empezó la tragedia.

El ataque perpetrado ayer en pleno centro de la capital bávara fue especialmente cruel con los jóvenes. Seis de las nueve víctimasmortales eran menores de edad y tenían entre 13 y 17 años. Los otros tres fallecidos tenían 19, 20 y 45 años de edad. Seis de las víctimas fueron hombres y otras tres mujeres. El Fiscal de Múnich ha remarcado que se trata de ciudadanos de Múnich pero por respeto a la privacidad y a los familiares aún no ha querido especificar la nacionalidad ni la identidad de los asesinados durante el ataque.

UN CHICO “MAJO” SIN ANTECEDENTES

Como en otros casos, la policía sólo ha identificado al autor del tiroteo con su nombre y la primera letra de su apellido para respetar el derecho a la privacidad de sus familiares. De momento sólo ha trascendido que este joven era un ciudadano muniqués con la doble nacionalidad alemana e iraní y que probablemente era chií, lo que ha ayudado a descartar el vínculo con Estado Islámico. La policía también ha asegurado que se sirvió de una pistola Glock de nueve milímetros ilegal para perpetrar la matanza y que llevaba cerca de 300 balas encima.

El joven vivía desde hacía dos años en Múnich y residía junto a sus padres en unos apartamentos sociales en los que viven numerosos ciudadanos extranjeros. Según han apuntado varios testimoniosDavid S. gritó “soy alemán” mientras abría fuego y se refirió a los inmigrantes como “kanake”, una expresión despectiva relacionada con un pueblo indígena. A pesar de eso la policía ha confirmado que el joven no tenía antecedentes y que no existía ninguna sospecha de que perteneciera a alguna organización extremista.

La familia del joven se encuentra en estado de conmoción atendidos por las autoridades y aún no han podido declarar. Sus vecinos han asegurado en televisión que David S. era “un chico muy majo” y ha remarcado sorprendidos que “nadie podía esperarse ese ataque”.