La oposición venezolana se encontró ayer sólo con parte de la respuesta militar que buscaba en su lucha contra el presidente, Hugo Chávez, si bien falló en su intento de darle jaque con una manifestación de claros tintes provocadores hasta el corazón militar del país. Chávez desplegó las fuerzas castrenses de contención, un tanque y varias tanquetas para tapar las cuatro entradas de Fuerte Tiuna y los accesos al ministerio de Defensa y la comandancia del Ejército, y disolvió la manifestación con gases lacrimógenos. "¡Cobardes, cobardes!" gritaron a los soldados los manifestantes.

"Esto es una guerra, vamos a la carga", arengaron los dirigentes opositores por televisión para que decenas de miles de personas avanzaran al "lugar donde se han escrito las grandes batallas". Desde primera hora, los cuerpos militares de la Guardia Nacional y la policía militar tomaron posiciones para cerrar los accesos a Fuerte Tiuna, la gran instalación castrense de Caracas.

ALAMBRES DE PUAS

Los manifestantes de clase media, vestidos en buena parte con los colores de la bandera tricolor y con banderas en la mano, esgrimían el permiso de la alcaldía para llegar hasta Los Próceres. Lo hicieron en alegre marcha desde dos puntos distintos. Pero el límite de la protesta lo marcaban los militares con vallas de alambres de púas y cintas amarillas con el lema: "Peligro, no pase".

"A partir de aquí no se puede pasar, porque esto ya es zona de seguridad militar", dejó claro el coronel de la Guardia Nacional. "Sólo el Ministerio de Defensa podría dar permiso para llegar más allá", señaló el mando de la Policía Militar. Los opositores dijeron que no iban a cejar en su "empeño de llegar a Fuerte Tiuna". A las 14.30 de la tarde (19.30 en España) la Guardia Nacional disparó bombas lacrimógenas.

El presidente Hugo Chávez se mantuvo a la espera de los acontecimientos e hizo su programa dominical Aló Presidente vestido de rojo y rodeado de deportistas en la aduana marítima de La Guaira. El presidente amenazó a las cadenas privadas con quitarles las concesiones por vía jurídica y acusó a sus propietarios de "alentar la desestabilización y la subversión".

Los líderes de la oposición dijeron que "el pueblo tiene derecho a recuperar los espacios físicos" y reivindicaron la calle: "Las calles son nuestras". Denunciaron la "presencia de francotiradores en las azoteas" y achacaron a Chávez cualquier violencia. La Policía Política (Disip) tomó también posiciones y se movió en motocicletas en torno al lugar, abucheada por los escuálidos . Muchos de los participantes en la manifestación denunciaron que sus "propios dirigentes" no se encontraban al frente, o al menos entre ellos.

"LOS EXTRATERRESTRES"

El alcalde, Alfredo Peña, considerado meses atrás el candidato idóneo contra Chávez, afirmó que los militares se desplegaron "como si vinieran los extraterrestres". "Esto es la demostración internacional de lo que ocurre en este país bajo un dictador", señaló Rafael Alfonzo, miembro opositor en las negociaciones.

Grupos de seguidores de Chávez se situaron también cerca del paseo de Los Próceres y aplaudieron el despliegue de soldados. Ambas partes estuvieron contenidas por policías y militares.