Es guapa, tiene gancho, y es muy conocida por el gran público gracias a sus trabajos como presentadora de televisión en programas de entretenimiento. A su vez, sus credenciales como personalidad crítica con el estado de cosas en la Rusia actual están bien cimentadas, después de ser una de las líderes que galvanizó las protestas contra la reelección del líder del Kremlin en el 2012. Ksenia Sobchak, hija del célebre alcalde de San Petersburgo durante los años 90, Anatoli Sobchak, acaba de anunciar que será una de las candidatas en los comicios presidenciales de Rusia que se celebrarán el año próximo y cuyo ganador ya se conoce de antemano: Vladímir Vladimírovich Putin.

Sobchak se presenta como la candidata "contra todos los demás candidatos". Recuerda que los previsibles candidatos en la liza electoral -el comunista Guenadi Ziugánov, el ultranacionalista Vladímir Zhirinovski, o el propio líder del Kremlin- llevan en el candelero político del país desde que ella era una niña, y que ha llegado la hora de la renovación. Al mismo tiempo, aprovecha la ocasión para dirigirse a ese segmento de la población tentado de quedarse en casa y no acudir a las urnas ante la falta de candidatos atractivos y la previsibilidad del resultado, algo que ya quedó bien patente en las elecciones legislativas del pasado año, con tasa oficial de participación del 47%, aunque en la realidad podría ser incluso inferior.

Especulaciones en la prensa rusa

Este es, en opinión de muchos observadores, la razón de la presencia de Sobchak en la liza electoral. Agitar al electorado y alejar el fantasma de unos colegios semivacíos, como sucedió el pasado año durante las legislativas. Desde principios de septiembre, la prensa rusa ha venido especulando con la idea de una mujer candidata. El rotativo Vedomosti aseguró entonces, citando a fuentes de la administración presidencial, que Sobchak sería una candidata "ideal", ya que representa a una mujer rusa "inteligente, joven y moderna", lo que da a entender que el movimiento goza del visto bueno del Kremlin.

De hecho, la presentadora de televisión ha sido una persona muy cercana a Putin. Su padre, Anatoli Sobchak, mantuvo a Putin como uno de sus más cercanos ayudantes durante sus años como alcalde de San Petersburgo, y Ksenia mantiene con el líder del Kremlin una cercanía y relación familiar, pese a sus credenciales como opositora.

La presencia de Sobchak en la lista de candidatos no ha sido bienvenida por quien se ha erigido en los últimos meses como el principal líder de la oposición, el bloguero Alekséi Navalny, que en los últimos meses ha logrado congregar a decenas de miles de ciudadanos en protestas masivas contra la corrupción en todo el territorio de Rusia. "Esto es un repugnante juego del Kremlin que lleva por titulo 'pogamos a una hazmerreír liberal en las elecciones con el objetivo de desviar la atención", aseguró el propio Navalny el mes pasado.

En una entrevista con la cadena de televisión Dozhd, la candidata ha admitido haber comunicado en persona al propio Putin sus intenciones, quien, según ella, no acogió favorablemente la idea, al tiempo que prometió que retiraría su candidatura si finalmente se permitía a Navalny concurrir a los comicios. Y es que la participación del bloguero en la liza electoral es dudosa debido a haber sido condenado por la justicia en un asunto de corrupción, lo que le inhabilita como candidato.

Las apacibles aguas de la política interna rusa se han agitado en los últimos meses, tras dos jornadas de protesta contra la corrupción convocadas por el movimiento de Navalny en todo el país, que congregaron a decenas de miles de personas, la mayoría de ellos jóvenes estudiantes de secundaria y universitarios. Más de un millar de personas resultaron arrestadas en cada una de las protestas. Desde entonces, las fuerzas de seguridad rusas han intensificado la presión sobre Navalny y sus seguidores, con registros en las oficinas y sedes provinciales de su movimiento, y restricciones administrativas en sus actos políticos.