El colombiano es de natural madrugador: las calles de las principales ciudades bullen de peatones y tráfico a las seis de la mañana, incluso antes, y que sea jornada de votación no cambia mucho la dinámica: la tendencia es acudir a las urnas antes del primer bocado. El plan, de hecho, es votar primero y desayunar después. Bogotá amaneció ayer lluviosa, gris y desapacible, pero eso no cambió nada, o acaso cambió el paisaje: cientos de paraguas que hacían fila para ingresar en los centros de votación. Al fin y al cabo, el clima en la capital no tenía nada que ver con la meteorología y sí con la cálida sensación que proporcionaba la jornada histórica. La lluvia era una anécdota. Los bogotanos hicieron fila para votar desde temprano.

La ilusión de hacer las paces con la guerrilla estaba a la vuelta de la esquina y al final de la jornada, y paz era la palabra más pronunciada en esas filas de paraguas y la más leída en la prensa del día, pero Colombia sigue siendo Colombia y las FARC no son sino el mayor actor de la violencia: como siempre, como en cada elección, la policía seguía cacheando a los votantes en las entradas a los centros de votación, desde el sábado regía la ley seca en todo el país y estaba prohibido el porte de armas, incluso con salvoconducto.

Sí: por primera vez en años la policía tenía control sobre el 100% de los puestos de votación (una parte -pequeña- estaba antes en manos de las FARC), y sí: la guerrilla del ELN había decretado una minitregua en su área de influencia (el Catatumbo, en el noreste) durante el plebiscito, pero Colombia sigue siendo Colombia. Que desaparezcan las FARC como guerrilla no significa que desaparezca toda la violencia. La aparición a media mañana del ministro de Defensa, Luis Carlos Villegas -informando del número de borrachos detenidos y de establecimientos intervenidos por violar la ley seca, y del número de armas decomisadas-, tenía un propósito: lanzar el mensaje de que aquí todo va bien. Así ha sido en cada elección. Solo que hace unos años, las noticias no eran de borrachos detenidos sino de atentados de la guerrilla. Colombia va cambiando. Poco a poco. H