La decisión del Reino Unido de votar a favor del 'brexit' ha desatado una tormenta política en el seno del partido laborista británico. Varios diputa os han reclamado este sábado la dimisión de su líder, Jeremy Corbyn, al que acusan de no haber hecho una buena campaña por la permanencia en la UE y consideran incapaz de ganar unas elecciones.

Corbyn, que desde su elección en septiembre ha sido cuestionado por su grupo parlamentario, tenía previsto hacer un discurso sobre el futuro del partido, aunque ayer negó en declaraciones a Channel Four que pensara dimitir.

El diputado Frank Field ha insistido en que "claramente no es la persona adecuada para liderar el partido hacia unas elecciones generales, porque nadie cree que pueda ganar". El antiguo portavoz laborista de Economía, Chris Leslie, también instó a Corbyn a "reconsiderar su posición", y adelantó que apoyaría una moción de confianza al líder.

Dos diputadas, Margaret Hodge y Ann Coffey, han planteado una moción de confianza a Corbyn, al considerar que debe dimitir tras su pobre papel en la campaña del referéndum sobre la permanencia en la UE. El presidente del grupo parlamentario laborista, John Cryer, debe decidir si acepta la petición de debatir la moción en la reunión del lunes. Si acepta la solicitud, el martes podría celebrarse una votación secreta dentro del grupo parlamentario. Según las reglas del partido, si 50 diputados nominan a un nuevo candidato, puede convocarse otro concurso por el liderazgo.

"VOY A CONTINUAR"

Corbyn descartó este viernes la posibilidad de dimitir y pidió "unidad" a los miembros de su formación para luchar contra un dividido Gobierno conservador. "Voy a continuar. Estoy defendiendo la unidad, defendiendo lo que el laborismo puede ofrecer al Reino Unido", afirmó en una entrevista con Channel 4.

Jeremy Corbyn, socialdemócrata y crítico con el proyecto neoliberal europeo---aunque durante la campaña defendió la línea oficial favorable a la permanencia en la UE--, fue elegido líder de los laboristas el pasado 12 de septiembre con apoyo de las bases del partido pero sin respaldo del grupo parlamentario, que desde el principio ha intentado desestabilizarle.

El líder laborista ha recibido en cambio el apoyo de algunos de los mayores sindicatos británicos, entre ellos Unite y Unison, que han urgido al partido a unirse en torno a su líder.