El cronómetro ha vuelto a acelerarse en la bomba de relojería que más amenaza a la Administración de Donald Trump: las sospechas de que miembros de su campaña estuvieron en contacto con altos representantes del Gobierno ruso mientras Moscú, según considera probado la inteligencia estadounidense, interfería en el proceso electoral. Ese escándalo, que ya forzó la dimisión del primer asesor de Seguridad Nacional, el general Michael Flynn, ahora pone en la picota al fiscal general (ministro de Justicia), Jeff Sessions, quien fue uno de los primeros senadores en respaldar a Trump y a menudo actuó como representante de la campaña. El presidente ha dicho este jueves que mantiene su "total confianza" en él.

'The Washington Post' reveló el miércoles, citando fuentes del Departamento de Justicia, que Sessions se reunió dos veces el año pasado con el embajador de Rusia en EEUU, Sergei Kislyak, el mismo con quien Flynn discutió en la transición las sanciones impuestas por Barack Obama por la ciberintrusión. Una de las reuniones de Sessions con el diplomático ruso se produjo en julio en una conferencia en los márgenes de la convención republicana en la que participaron 50 embajadores; la otra, en septiembre en su despacho del Senado, donde formaba parte del Comité de Servicios Armados. Se desconoce de qué se habló en esos encuentros, pero de lo que no hay duda es de que Sessions, bajo juramento, mintió o dio información incorrecta en las sesiones de confimación para su cargo. “No tuve comunicaciones con los rusos”, dijo el 10 de enero ante el Comité Judicial del Senado.

MATICES

Tras la revelación del 'Post', Sessions emitió un comunicado el miércoles por la noche tratando de matizar esa contundencia. “Nunca me reuní con ningún cargo ruso para hablar de temas de la campaña”, dijo, esta vez no negando las reuniones sino solo que se abordaran cuestiones electorales, algo que también hizo en una respuesta escrita a un senador durante sus sesiones de confirmación. En unas breves declaraciones este jueves en la cadena NBC, Sessions ha insistido en esa idea: “En ningún momento me he reunido con ningún ruso para hablar de ninguna campaña política”.

El mensaje que repite su portavoz es que cualquier reunión con Kislyak debe enmarcarse en las funciones normales de Sessions como senador, por las que ha tenido más de 25 conversaciones con embajadores extranjeros, y no como representante de la campaña de Trump. Y el propio Departamento de Justicia, al hablar con 'The Washington Post', enmarcó los dos encuentros con Kislyak en su trabajo como miembro del Comité de Servicios Armados del Senado.

DIMISIÓN O RECUSACIÓN

Pocos, incluso en el Partido Demócrata, se atreven a usar el término “perjurio”, pero sí lo ha hecho la líder de la minoría demócrata en la Cámara baja, Nancy Pelosi, quIen como su homólogo en el Senado,Chuck Schumer, ha pedido inmediatamente la dimisión del fiscal general. Otros, sin llegar tan lejos, lo consideran obligado a recusarse de cualquier investigación que el Departamento de Justicia acometa sobre la injerencia rusa, una opción a la que Sessions se ha resistido hasta ahora, a la que por primera vez se ha mostrado abierto en sus declaraciones a la NBC y que le piden incluso un creciente número de congresistas republicanos.

Se han renovado también las peticiones de los demócratas de que sea un comité especial independiente, y no ninguno de los tradicionales del Congreso, el que investigue la injerencia rusa, y los republicanos, que hasta ahora han frenado ese camino, pierden argumentos para seguir haciéndolo. Y se intensifica también la batalla política en Capitol Hill. Adam Schiff, el máximo representante demócrata en el Comité de Inteligencia de la Cámara baja, ha acusado este jueves al FBI de no darles toda la información sobre la investigación rusa incluso cuando sus comunicaciones son clasificadas.

El 'caso Sessions' da otro quebradero de cabeza a Trump, al que le ha durado poco más de 24 horas el respiro que consiguó moderando su tono, que no su mensaje, en su primer discurso ante el Congreso el martes. En una visita al portaviones 'USS Gerald Ford', y antes de dar un discurso en el que ha vuelto a seguir principalmente el 'teleprompter', Trump ha dicho en unas breves declaraciones a la prensa que aún tiene "total" confianza en Sessions. Al ser preguntado sobre si cree que el fiscal general debería recusarse de cualquier investigación sobre la injerencia rusa, ha contestado: "Mo lo creo". El presidente también ha asegurado que no tenía "ningún conocimiento" de que Sessions habló en dos ocasiones con el embajador ruso y ha opinado que "probablemente" Sessions dijo la verdad al testificar ante el Senado.

Ante el Congreso, Trump no mencionó directamente a Rusia, pero Moscú apareció en la mente de muchos cuando el presidente dijo que “América está dispuesta a encontrar nuevos amigos y forjar nuevas alianzas”.