Menos de una semana después de haber sido repudiado por Donald Trump, Steve Bannon ha pedido disculpas a la familia del magnate por su contribución al libro donde se ridiculiza la gestión del presidente de Estados Unidos. El antiguo estratega jefe de la Casa Blanca ha mostrado su "inquebrantable apoyo al presidente y su agenda" y ha "lamentado" que su "retraso en responder a las informaciones incorrectas respecto a Don Jr. hayan desviado la atención de los logros históricos del primer año de su presidencia".

Esas palabras equivalen a un propósito de enmienda, pero no está claro si bastarán para frenar la caída en desgracia de Bannon, abandonado por sus patrones financieros y más aislado que nunca del partido que pretendía transformar.

Bannon es uno de los personajes que trufan las páginas de ‘Fire and Fury: Inside the Trump White House’, el incendiario libro superventas que ha sacado los colores a la Casa Blanca y se ha convertido en la comidilla de los círculos políticos en Washington. Allí dice, por ejemplo, que Ivanka Trump, a la que llega a llamar despectivamente "puta", acabará provocando la caída de su padre.

Pero es otro episodio, relacionado con la trama rusa, el que más parece haber ofendido al presidente. En uno de los entrecomillados del libro, Bannon llega a sugerir que el primogénito de Trump, Don Jr., pudo haber cometido un acto "traidor" y "antipatriótico" al reunirse en la Trump Tower con una abogada rusa y cercana al Kremlin que le prometió información comprometedora sobre Hillary Clinton. En la reunión participaron también Jared Kushner y Paul Manafort, por entonces, jefe de campaña de Trump.

"No iban dirigidos al hijo de Trump"

En el comunicado Bannon no se desdice de las opiniones expresadas sobre la reunión, pero insiste en que no hacían referencia al hijo de Trump. "Mis comentarios iban dirigidos a Paul Manafort, un veterano asesor de campañas con experiencia y conocimiento suficiente para saber cómo operan los rusos. Él debería haber sabido que son falsos, arteros y no son nuestros amigos. Una vez más, esos comentarios no iban dirigidos a Don Jr.", escribe Bannon después de describir al primogénito del presidente como "un patriota y un buen hombre". También sostiene que, en ningún momento, hubo "colusión" entre Rusia y la campaña de Trump y que la investigación abierta para dilucidarlo no es más que "una caza de brujas".

Desde que el presidente rompió públicamente con él, diciendo que "perdió la cabeza" tras ser despedido en agosto, Bannon ha visto cómo su entorno más cercano se iba distanciando. La familia Mercer, uno de los pilares financieros de 'Breitbart', la revista electrónica y cercana a la derecha radical que Bannon vuelve a dirigir, se ha alineado claramente con Trump y hay rumores de que podría ser despedido de 'Breitbart'. Sin aliados políticos de envergadura, corre el riesgo de convertirse en un paria, lo que hundiría sus planes para revolucionar el partido republicano con candidatos populistas y afines al trumpismo.

El 'mea culpa' de Bannon ha ido acompañado por nuevos intentos de la Casa Blanca para poner en entredicho la credibilidad del polémico libro de Michael Wolff. El director de la CIA, Mike Pompeo, ha asegurado que las preguntas que plantea sobre la salud mental de Trump son "pura fantasía". "Estoy con él casi todos los días. Hablamos de los asuntos más serios a los que América se enfrenta, asuntos complejos. El presidente está muy interesado, entiende su complejidad y hace preguntas difíciles", ha dicho Pompeo en una entrevista a Fox News.