Decenas de cuerpos, inertes o que luchaban para no ahogarse, yacían este martes en las calles de la localidad siria de Jan Sheijún (provincia de Idleb), una zona controlada por grupos rebeldes y yihadistas.

Un presunto bombardeo con armas químicas ha matado al menos a 100 personas, entre ellas varios niños, y ha herido a decenas, según ha informado el Observatorio Sirio de Derechos Humanos (OSDH), una organización no gubernamental con sede en Londres y activistas en Siria.

Grupos opositores sirios y gobiernos como los de EEUU y Francia han acusado a Damasco de la masacre, que ha provocado indignación internacional y se ha producido apenas unos días después de que Washington anunciara que “retirar al (presidente sirio, Bashar) al Asad ya no es una prioridad”.

ACUSACIÓN CONTRA OBAMA

La Administración de Donald Trump ha condenado “las atroces acciones del régimen de Asad”, pero ha aprovechado para arremeter contra el anterior presidente estadounidense, Barack Obama, culpándolo del ataque.

“Esto es consecuencia de la debilidad y falta de resolución de la última Administración. El presidente Obama dijo en el 2012 que establecería una línea roja contra el uso de armas químicas y luego no hizo nada”, ha afirmado el portavoz de la Casa Blanca, Sean Spicer.

El régimen sirio no se ha pronunciado sobre la matanza, pero una fuente militar oficial ha asegurado que el Ejército del país “no usa y no ha usado” armas químicas “ni en el pasado ni en el futuro”.