“Que hayan pasado 11 días no quita que puedan estar en una situación de supervivencia extrema”, dijo el portavoz de la Armada argentina, Enrique Balbi, y sus palabras buscaron corregir lo que vienen diciendo en voz alta hombres y mujeres cercanos al presidente Mauricio Macri: los 44 tripulantes del ARA San Juan están muertos. Balbi habló una vez que se puso en marcha la etapa fundamental del operativo de localización y rescate del submarino en la profundidad del Atlántico Sur.

El buque de bandera noruega Sophie Siem llega este lunes a la zona de búsqueda del sumergible. El barco fue acondicionado para poder llevar al mini submarino norteamericano, con capacidad para rescatar de a seis personas en naves hundidas con una inclinación de hasta 45 grados. Según se informó, dos operadores lo manejan a control remoto. El Sophie Siem demoró su partida por las condiciones climáticas adversas. Pronto se sumaría la ayuda rusa.

Los familiares de los tripulantes escuchan con cierta estupefacción y una profunda angustia las informaciones que da la Armada. Los mensajes comedidos de la institución naval, que todavía no se atreven a dar por fallecidos a los que iban en el submarino, se chocan con la “honestidad brutal” de la diputada Elisa Carrio, uno de los referentes del macrismo con mayor presencia mediática. Carrió, quien suele decir lo que otros callan, acaba de ser taxativa: “el acontecimiento es irreversible, voy a decir lo que el Gobierno no puede: lo más probable es que estén fallecidos”. Balbi salió a rebatirla en la tarde del domingo: “hasta tanto no tener indicios o certezas, la Armada no puede afirmar contundente algo así”. Y portavoz de la institución naval añadió: “no hay ningún tiempo definido para abandonar la búsqueda”.

Excomandante del submarino

Por su parte, el capitán de navío retirado Jorge Bergallo, ex comandante del ARA San Juan, donde navegaba en calidad de oficial su hijo Juan Ignacio, consideró que no puede “darse por cierto” que los tripulantes estén “todos muertos” luego de la explosión o implosión registrada por los sensores el mismo miércoles 15 de noviembre, cuando su base en la ciudad de Mar del Plata, 400 kilómetros al sur de la capita argentina, perdió todo contacto con el sumergible. Para Bergallo ni puede ser verdad que “todos” están muertos “ni siquiera cuando lo diga una persona que sea de la Armada”. Solo la institución está en condiciones de decir algo de esa naturaleza y “todavía no se hizo a través de los canales orgánicos”.

Bergallo pidió por otra parte no politizar lo que ha ocurrido en el mar austral. En el caso de que se confirme el deceso de los tripulantes, ellos no habrán perdido la vida “por culpa de (Néstor) Kirchner, de (Raúl) Alfonsín, de (Carlos) Menem, de la cúpula de la Armada o de quien sea. Tampoco porque el presupuesto fue y es escaso. Murieron porque estaban haciendo lo que les gustaba con el riesgo que ello implicaba y custodiando que los pesqueros furtivos que se roban patrimonio de todos los argentinos no logren su cometido”.