Decía que se había "cansado" de su compañía. El jueves de la semana pasada, Tamara Samsonova, vecina de San Petersburgo, de 68 años de edad, envenenó a su compañera Valentina, 11 años mayor que ella; después, arrastró el cuerpo sin vida hasta el baño, donde lo desmembró en trozos.Finalmente, envolvió el torso en la cortina de ducha, y el resto de los pedazos, incluyendo las cadera y los muslos, los introdujo en bolsas de plástico. Por último, cámaras de circuito cerrado filmaron a la asesina en serie en el momento en que salía del edificio donde vivía para tirar los restos humanos en algún lugar del vecindario.

Este es el relato, propio de una película de terror, del último de los crímenes de Samsonova, tal y como fue relatado por el tabloide ruso Komsomolskaya Pravda. En realidad, la anciana había asesinado al menos a otras nueve personas -entre ellas a su marido, a quien había dado por desaparecido en el 2005- y había mantenido un detallado diario de sus crímenes en ruso, inglés y alemán.

TATUAJE EN EL CADÁVER

Otros asesinatos cometidos por quien la prensa sensacionalista ya ha apodado como la Abuelita Destripadora está el de un hombre con un tatuaje, descrito en su diario personal, que había alquilado una habitación en el apartamento. La policía peterburguense halló en el 2003 trozos del cadáver con el diseño, aunque nunca logro identificar los restos humanos y el crimen quedo sin resolver.