Se sabe de antemano el nombre del vencedor, y la única incógnita reside en si la convocatoria electoral congregará a un porcentaje suficiente de votantes para no mermar la legitimidad del actual líder del Kremlin. Alrededor de 110 millones de ciudadanos rusos han sido convocados este domingo a las urnas en unas elecciones presidenciales que darán luz, sin ningún género de dudas, a un nuevo mandato de seis años del actual presidente, Vladímir Putin. Entre la parrilla de demás aspirantes, hay comunistas, exitosos hombres de negocios con ideas izquierdistas, celebridades de pensamiento liberal y hasta representantes de la clase empresarial rusa, pero ninguno de ellos reúne, según los sondeos de opinión, cifras de respaldo de dos dígitos.

En un país de 11 husos horarios, cuyo territorio se extiende de las aguas del océano Pacífico hasta las fronteras orientales de Polonia, a media mañana hora española, la jornada electoral había arrancado hacía ya más de diez horas, e incluso en algunas regiones orientales los centros de voto. El presidente de Rusia, Vladímir Putin, ha depositado su voto nada más abrirse los colegios electorales en Moscú, y ha justificado el madrugón asegurando que tenía un par de reuniones de trabajo durante la tarde.

Despliegue de observadores

Numerosos observadores, tanto internacionales, pertenecientes a la Organiación para la Seguridad y Cooperación en Europa (OSCE) como procedentes de fuerzas políticas opositora, intentarán identificar y denunciar eventuales tentativas de fraude electoral en favor del candidato oficialista. En los últimos comicios legislativos, celebrados en el 2016, fueron filmadas por las cámaras de circuito cerrado mujeres introduciendo en las urnas decenas de papeletas ante la pasividad de los integrantes de la mesa electoral.

El principal candidato de la oposición, Alekséi Navalni, ha sido excluido de la lista de candidatos por la Junta Electoral debido a una condena judicial en un controvertido caso de corrupción. Ha demandado a los votantes que ignoren las urnas. Detrás del actual presidente, con apenas un 7% de las intenciones de voto en unas encuestas elaboradas por organismos semioficiales, se encuentra el candidato comunista, Pável Grudinin, un exitoso hombre de negocios que defiende la gestión de Stalin.