El maratón de las pasarelas internacionales continúa y París ha sacado músculo esta semana con unos 80 desfiles que pretenden demostrarle al mundo que quien lleva los pantalones, las faldas y todo lo demás sigue siendo ella. Las marcas de lujo se pliegan a su clientela más fiel, miman a las 'it girls' del momento, intentar epatar con su lista de invitados y marcan su territorio, elitista, glamuroso y aspiracional por definición.

A Yves Saint Laurent le gustan hacer las cosas a lo grande. La tercera colección que firma el belga Anthony Vaccarello tuvo como escenario la plaza de Trocadero y de fondo, la Torre Eiffel. Así que los fotógrafos tenían un dilema: o las modelos o el monumento. Ambas cosas como que no.

Vaccarello, de 35 años, ha hecho lo que todos hacen: bucear en los archivos a ver qué sacan de nuevo, en este caso para la temporada primavera-verano 2018. Y se vieron prendas con volúmenes muy exagerados, que para un desfile tienen un pase, pero que llegarán sin duda transformadas a las tiendas.

La firma que consiguió cabrear a mucha gente y tuvo que retirar sus carteles con modelos delgadas no, lo siguiente, miraba esta vez a los años 90, en dos líneas, una diurna con un protagonista: el cuero negro. Y para sus vestidos de noche, en la frontera con la alta costura, Vaccarello eleva las faldas al nivel del busto, de forma que abultan la silueta sin impedir que quien se ponga un vestido de esos pueda caminar.

Aplaudiendo su desfile estuvieron una habitual, Catherine Deneuve, además de Charlotte Gainsbourg, Robin Wright, Naomi Campbell, Lenny Kravitz y Vincent Gallo, nueva imagen de la firma. El recuerdo de Pierre Bergé, cofundador en su día de la marca que falleció a principios de septiembre, estaba en la nota que el diseñador dejo a los asistentes. Decía así: "Puede que eso sea el 'amour fou': el amor entre dos locos".