La seguidora de la imagen superior casi le saca un ojo ayer a Matt Damon en su afán por conseguir a toda costa un selfi con el actor, pues a la acalorada fan ni se le pasó por la cabeza pedir permiso, como mandan los cánones de la educación. A Damon, que se dirigía con su mujer, Luciana Barroso, a cenar en un restaurante de los Ángeles, no debió de hacerle demasiada gracia el asalto a tenor de la expresión de su cara.