Bajo de tono, con un punto de tristeza y más serio que nunca. Así apareció Zinedine Zidane en la previa al encuentro ante el Deportivo, el primer rival del Madrid en su estreno como técnico hace algo más de dos años. El preparador francés reiteró en una corta comparecencia que no habrá fichajes en el mercado de invierno, pero sí mostró su admiración por Neymar, objeto de deseo del club blanco. «Es un jugador que encanta a todo el planeta del fútbol», afirmó Zizou.

Dice que no está dispuesto a tirar la toalla, «aunque aquí puede pasar de todo», pero Zidane no es el mismo. Da la impresión de que está decepcionado con todo lo que le rodea. Con el club, que lanza mensajes de un fichaje fantasma, como el de Kepa; con los jugadores que no le responden pese a que él los defiende a muerte; con la situación de Cristiano, que pide cobrar lo mismo que Messi; con el plan B, esa segunda unidad para la que la Copa aparece como un marrón, que apenas aprovechan jugadores como Lucas Vázquez o Asensio.

SIN ESPÍRITU GANADOR / Todo eso ha caído sobre la espalda de un técnico que aún no ha alcanzado la madurez para estar por encima de tantos sinsabores y que no entiende que se pueda decir que no quiere que venga un portero para no entorpecer la progresión de su hijo Luca.

Del choque ante el Depor, 16º en la tabla y el segundo equipo más goleado, con 37 tantos, apenas apuntó Zidane que no merece estar tan abajo. Los que sí estarán en la convocatoria serán los tres de la BBC. Otra cosa será verlos juntos hoy (16.15, beIN LaLiga) después de 273 días sin que el trío coincida sobre el césped.

El que no lo hará entre cuatro y seis semanas será Vallejo, que sufre una lesión muscular en el bíceps femoral de la pierna derecha. Ramos tampoco está apto, por lo que Nacho y Varane serán los centrales ante el conjunto gallego, un equipo al que Cristiano le ha marcador 11 tantos y frente al que espera estrenar su casillero de goles en el 2018.