Un tanto de Pablo González tras el paso por vestuarios fue suficiente para que los locales vencieran al filial del Córdoba (1-0) tras una primera mitad irregular y un segundo acto de contención que evitó cualquier atisbo de igualada.

El derbi entre filiales del grupo se lo llevó la escuadra rojiblanca. Una victoria que llena de ilusión a los nazaríes, que se enganchan de nuevo en la lucha por alcanzar el play off de ascenso, y que hunde a los cordobeses en puestos de descenso directo a Tercera. El choque tuvo una primera mitad bien gestionada por los visitantes, que acumularon llegadas y que mantuvieron a raya a su oponente, y un segundo acto que tuvo al gol granadista como autentico condicionante, ya que los pupilos de Pedro Morilla supieron jugar con el marcador a su favor para hacerse con la victoria por la mínima. Tras una más que dubitativa primera parte de los locales, el descanso sirvió para tomar nota de todo aquello que había que mejorar, y con la suerte de ir aun con la igualada a cero. El filial rojiblanco cambió su cara y a los pocos minutos de reiniciarse el encuentro, la primera que tuvo la mandó a las mallas de Lavín. Un balón colgado desde el flanco zurdo lo despejó la zaga cordobesista sin demasiada contundencia y el cuero cayó en las botas de Pablo González, quien estuvo hábil para picar el balón por encima del guardameta y marcar puerta vacía.