El Barcelona se proclamó ayer campeón de la Supercopa de Cataluña tras vencer en la tanda de penaltis al Espanyol (4-2) en el Camp d’Esports de Lleida, en un partido que finalizó sin goles, pese a que el cuadro blanquiazul ofreció una mejor versión, con más ocasiones de gol, en la mayor parte del encuentro. El Barcelona empezó fuerte, aunque a partir del cuarto de hora, el Espanyol equilibró la balanza. Los de Quique Sánchez Flores se fueron instalando en el partido poco a poco, hasta tener una presencia notable en el campo rival. Los blanquiazules tuvieron una doble ocasión en el 36’: Pedrosa, recién entrado al campo por Dídac, hizo aparecer a Cillessen. Piatti cogió el rechace, pero su disparo fue muy desviado. La primera parte, de todos modos, no presentó excesivas ocasiones claras y acabó con empate a cero al descanso. Pese a todo, ambos conjuntos tuvieron que lamentar lesiones: el blanquiazul Dídac Vilà y el azulgrana Denis Suárez, con problemas en el aductor izquierdo se vieron obligados a retirarse del terreno de juego. Tras los 90 minutos reglamentarios el marcador lucía su estado inicial, y el partido se decidió en la tanda de penaltis. El conjunto azulgrana marcó en sus cuatro primeros intentos, mientras que en Espanyol fallaron Sergi Darder, en el primer lanzamiento, y Jurado en el cuarto.