Nada que ver con las excitantes carreras de ediciones anteriores. Sebastian Vettel (Ferrari) se dio un auténtico paseo para firmar la victoria número 50 de su carrera en el Gran Premio de Canadá mas aburrido que se recuerda. Valtteri Bottas (Mercedes) jamás le inquietó, mientras que algunos problemas en el motor dejaron a Lewis Hamilton sin capacidad para luchar por el podio, sin armas para defender el liderato en el Mundial que ha pasado a manos de Vettel por un solo punto. Para rematar el tedio, Fernando Alonso (McLaren) se retiró por un problema en los escapes. Era su gran premio número 300 y también el segundo abandono consecutivo por avería. El madrileño Carlos Sainz obtuvo la octava plaza.

Ferrari maximizó la oportunidad que el brindó Mercedes. Mientras los italianos llegaron a tiempo con la evolución de su propulsor —dos o tres décimas por vuelta— los alemanes encontraron un problema de última hora que aconsejó posponer el estreno a la siguiente carrera —si todo va bien— en Francia. Mercedes no solo se vio en pista con un coche más lento, sino que de paso, tuvo que alargar la vida del viejo motor de seis a siete carreras. Por ahí aparecieron algunos problemas para Hamilton que explicaron su falta de combatividad tras ceder a Daniel Ricciardo la cuarta posición durante las paradas en boxes. Los mecánicos de las flechas de plata limpiaron los radiadores durante el cambio de ruedas y los problemas de temperatura fueron a menos, lo que permitió a Hamilton atacar a Ricciardo en las vueltas finales y salvar ligeramente los muebles.