Se siente finlandés, pero nació en Alemania, vive desde siempre en Mónaco, hizo su primera carrera en Francia y veranea en España. Nico Rosberg dispone de más pasaportes —suele manejar dos, finlandés y alemán—, que 'Jason Bourne', pero habla correctísimamente más idiomas que el agente más famoso de la CIA. Nunca pierde su aire de 'gentleman', de niño acomodado, se maneja con exquisitos modales y se expresa siempre en términos políticamente correctos en finés, alemán, inglés, francés, italiano y español, un perfecto español. "!La familia de mi mujer Vivian, tenía una heladería en Ibiza!". Su mujer, su hija Alaia —"me encanta ese nombre vasco que significa alegría"— su madre, su padre… "La familia es lo más importante para mí".

Lo repite siempre, ayer entre lágrimas, mientras abrazaba a su mujer, a su madre. "Mi padre está llegando. No quería interferir en este fin de semana", dice sobre Keke, el campeón del mundo en 1982. "Mi madre me ha educado como persona, mi padre como piloto. Para ser campeón hace falta una preparación muy completa".

Fueron los contactos de su padre quienes le permitieron probar un Williams, con solo 17 años, después de ganar algunos campeonatos menores de kárting y vencer, eso sí, la Fórmula BMW, en el equipo de su padre. Nunca fue el más rápido de su generación. No pudo ganar la F-3, pero sí lo hizo en la GP2 para abrirle las puertas de la F-1, cómo no, en Williams.

El apellido Rosberg "me ha ayudado, pero no sería campeón de no ser por mi mismo". Y debe tener razón. Muchos, muchísimos, hijos de pilotos de F-1, de campeones, han probado suerte en los circuitos.Pocos han llegado a la F-1 y en toda la historia de la F-1, solo ha habido dos dinastías de campeones, los Hill, y desde este domingo, los Rosberg.

ADMIRADOR DE SCHUMACHER

En casa, "jugamos al backgammon, es nuestro juego de la familia", dice este amante del fútbol. "De no ser piloto, soñaba con ser futbolista". Antes de cada carrera, templa sus músculos y su frecuencia cardíaca con toques de balón junto a su inseparable preparador George. Su grandote amigo sabe mejor que nadie lo que ha sufrido con ese cartel de eterno segundo, desde que nació en Wiesbadem en 1985. Erik Nico Rosberg tiene mucho de finlandés en ese mestizaje en el que convive. "De pequeño me fijaba mucho en Mika Hakkinen (doble campeón del mundo finlandés). Mi padre era su mánager, me gustaba mucho cómo competía ferozmente contra Michael Schumacher, con quien luego compartí equipo. De Schumacher aprendí la disciplina", sentencia Nico.

NO HABRÁ OTRA GENERACIÓN

Puede que el pequeño de los Rosberg no sea el más rápido, pero sí el más inteligente. Bajo su aspecto de 'perfecto yerno', rubio de ojos azules, se encuentra alguien con una tremenda serenidad. "El nacimiento de mi hija y mi familia me han dado la base para esa serenidad". Antes de casarse con Vivian Sibold, una diseñadora de interiores nacida en Hamburgo, transcurrieron 13 años de largo noviazgo. "Los dos hemos empezado a comprar y alquilar, o vender, viviendas. Cuando deje de correr, me veo como un emprendedor en otros campos". Y si tienen más hijos, quizá un varón, le intentará apartar de este mundo. «¿Otra generación de pilotos de F-1? No gracias. Le apuntaré a clases de golf".