A poco más de un kilómetro al este de la ciudad de Priego, dominando las huertas y la vega del río Salado, se levanta un cerro de 731 metros de altitud llamado significativamente cerro de la Torre de los Olivares o simplemente cerro de la Torre, haciendo alusión a la atalaya árabe que allí se ubicaba. La mejor manera de ascender a este cerro es tomando un camino que comienza entre el hotel Río Piscina y las instalaciones de la ITV de Priego de Córdoba. Este camino rodea el cerro por el norte, a media ladera ganando altura progresivamente, entre olivares y matas de zumaque. Antes de que inicie el descenso, debemos abandonar el camino y entre los olivos ascender a la parte más elevada del cerro, que presenta aspecto de una meseta con una extensión aproximada de unos 6.000 metros cuadrados. Sobre ella se distribuyen varios majanos y gavias de piedra revuelta con algún sospechoso bloque de piedra.

Al comenzar el declive de la vertiente noroeste se encuentra un paño de muralla de unos dos metros de longitud por un metro de alto, posiblemente medieval, construido de pequeñas piedras apenas talladas recubiertas o reforzadas por una capa de argamasa de relativa dureza y perdida en algunas zonas, que podría haber formado parte de un muro de contención o de fortificación de la meseta del centro, con función de defensa y protección de la desaparecida torre. Desde la cota más alta se obtienen buenas vistas de las sierras de Judios y Albayate y se controla perfectamente la vega del río Salado y el viejo camino que conecta Priego con Almedinilla y Alcalá la Real, lo que justificaría su emplazamiento, formando parte del ‘hinterland’ de la ciudad de Priego.