Sierra Alcaide forma parte del macizo de Cabra, entidad geológica de unos 80-100 kilómetros cuadrados y altura máxima de 1.380 metros en el pico Lobatejo, siendo una de las divisiones tectónicas más características de la Subbética cordobesa. Presenta un relieve contrastado, característico de los grandes macizos calizos y dolomíticos, con formas masivas y fuertes pendientes, sometidos a fuertes procesos de karstificación. En esta sierra predominan las dolomías triásicas y calizas jurásicas, con margas y margocalizas cretácicas y terciarias.

Sierra Alcaide está compartida por los municipios de Carcabuey, Luque y Priego y el territorio que corresponde al término de esta última localidad era conocido hace siglos por sierra de Zagrilla. Así aparece citada en el Diccionario Geográfico de Tomás López, donde el capellán Antonio Lozano, en 1794, al hablar de las sierras de Priego nombra la sierra de Zagrilla, de la que dice, que «tiene de largo por lo que hace al término de Priego tres cuartos de legua, pues se une con la de Cabra por el valle de Luque y término de Zuheros. Su ancho por nuestro término es de media legua. Para subirla se necesita más de un cuarto de hora. Dista de aquí una legua». Un poco más adelante, el clérigo de Priego, al hablar de «las listas de piedras finas que admiten pulimiento del término de la villa de Priego», cita la «piedra almendrilla, menuda y gorda, en la sierra de Zagrilla».

«De esta misma piedra y de este sitio se sacaron las columnas de la famosa mezquita que comenzó Adderraman I y concluyó su hijo Hishem (I) y en el día catedral de Córdoba, por permanecer trozos de columnas y medias basas en las canteras donde se sacaron, que están en la expresada sierra de Zagrilla», continúa.

Hace más de veinte años, con las primeras rutas de senderismo que realizamos para el entonces Patronato Municipal de Deportes de Córdoba, íbamos caminando de Zuheros a Zagrilla, atravesando sierra Alcaide. En su último tramo, desde la carretera sin asfaltar CV-131, que conecta Luque y Carcabuey (sendero de pequeño recorrido PR-A-62, también conocido como de Las Buitreras) hasta Zagrilla Alta, descendíamos por el conocido como Camino de la Nava de Luque. Recuerdo que era un caminillo estrecho y abandonado, flanqueado por gavias de piedra cubiertas de zarzaparrillas, que lo separaban de los campos de olivos y almendros circundantes.

Un auténtico biotopo lineal, donde se refugiaban los últimos restos de vegetación natural del barranco: encinas, retamas, cornicabras, romeros, torviscos, aulagas, esparragueras, etcétera. Tenía el sabor de los viejos caminos, construidos piedra a piedra por los esforzados lugareños, cuando el tiempo no tenía apenas importancia.

Un buen día, decidieron arreglarlo, y lo que antes era un rústico y ameno caminillo que en su origen sólo permitía el paso de caballerías, se transformó en una pista para facilitar el acceso de maquinaria agrícola -tractores y vehículos todo terreno- a los olivares que trepaban hacia la sierra. Nada de incómodos muros de piedra ni de vegetación.

El progreso volvió a imponerse. A pesar de todo, el camino de la Nava de Luque sigue siendo uno de los accesos de la sierra más bonitos y con más encanto, y gran parte de ese encanto se debe al espectacular tajo que flanquea el camino por su lado oriental. En esta pared tenían sus nidos chovas piquirrojas y grajillas, así como cernícalos vulgares y búhos reales, y más recientemente se ha instalado también en ese gigantesco inmueble de roca vertical una colonia de buitres leonados.Por esa razón, el acceso está restringido, ya que además queda dentro de los límites del parque Natural de las Sierras Subbéticas.

A cierta distancia, podemos contemplar el tajo subiendo por el camino por el que se prolonga la calle El Pecho de Zagrilla Alta, que se dirige, en principio, hacia el noroeste, y luego gira hacia el noreste hasta conectar con el camino de la Nava de Luque, por el que descendemos de nuevo al pueblo, pasando por los depósitos de agua.