Siguiendo con la descripción del trazado de la vereda del camino de Cabra a Priego, desde la Zamora, prosigue dicha vía pecuaria coincidiendo con la carretera A-339 hasta que, poco antes de que se atraviese la carretera de Carcabuey a Luque, se desvía por un camino que discurre en paralelo y al norte de la misma, hasta que vuelva a atravesarla a la altura de las instalaciones del Centro de Defensa Forestal (Cedefo). Al momento se le solapa la “colada del abrevadero de la fuente de las Palomas a los Mármoles”, para pasar juntas sobre el puente califal sobre el río Palancar, que aparece citado en el libro de la montería de Alfonso XI, de mediados del siglo XIX, y está declarado Bien de Interés Cultural. Podemos encontrar un completo estudio de este puente, realizado por José Manuel Bermúdez Cano, en el número 10 de la revista Antiqvitas (año 1999).

Si se quiere visitar solo el puente se puede estacionar el coche en la Cooperativa Agrícola Virgen del Castillo de Carcabuey, en el kilómetro 18 de la carretera A-339. Hay que tomar el camino de frente, al otro lado de la carretera, al que acceder con menos peligro por un paso subterráneo que sigue el trazado de la colada del abrevadero de la fuente de las Palomas a los Mármoles. Al otro lado, a los pocos metros, veremos un desvío a la izquierda por el que podemos descender al cauce del río Palancar. Al poco se une por la derecha la vereda del camino de Cabra a Priego, y juntas, colada y vereda, atraviesan el Palancar por el singular puente. Al inicio, a la derecha, un gran quejigo da sombra la paseante; y acertadamente se han colocado un par de cadenas, a uno y otro lado, para que no puedan acceder vehículos. Al otro lado del puente, sendos paneles informan de esta obra de ingeniería: uno de la Consejería de Turismo, Comercio y Deporte de la Junta de Andalucía y el Ayuntamiento de Carcabuey, en español, inglés y francés; y otro del proyecto Patrimonio hidráulico de Córdoba de la Asociación para el Desarrollo Rural del Medio Guadalquivir.

Este magnífico puente de un solo ojo y seis metros, se mantiene aún entero, y se estima que fue construido hacía el año 930, al poco tiempo de la llegada al poder de Abd al-Rahman III. Esta obra de la ingeniería civil del siglo X es la única muestra monumental del periodo califal en todo el sur de la provincia de Córdoba. Los estudios realizados indican que el origen del puente se podría remontar efectivamente a los años treinta del siglo X, debido a la técnica utilizada en su construcción, pero se detecta una gran reforma a mediados del siglo XVI, datada esta última por la fábrica utilizada y los paralelos que se han encontrado de ella. El puente se caracteriza por tener un solo arco ligeramente peraltado, cabalgado sobre una imposta en voladizo, con un tablero de rasante plana sin pretiles.

De la obra original, se conserva el estribo izquierdo completo, así como las hiladas de sillería del estribo derecho, y las impostas atizonadas de ambos. Posteriormente, se acometió una gran reforma en la que se reforzaron los estribos originales y se hizo nuevo arco. El estribo izquierdo se apoya sobre un lecho de cimentación formado por sillarejos regulares, mientras que el derecho se asienta directamente sobre el cauce, aprovechando en parte un afloramiento rocoso. Con el tiempo el pie de este estribo se sustituyó así como la primera hilada de sillarejo por un cimiento de mampostería. Por encima de los estribos se localiza una imposta con sillares dispuestos a tizón, sobre la que se observa el arranque del arco. El estudio de las dovelas de éste indica dos módulos distintos de piedra, así como dos lechos de colocación diferentes, cuyo fin era estabilizar la estructura del puente. En este caso se ha usado arenisca de color amarillo, reutilizando material del puente original, mientras que en esta fase moderna de construcción se utiliza por lo general arenisca, pero de carácter ferruginoso.