separado del núcleo principal por un pequeño puertecillo de 780 metros de altitud, se alza uno de los muchos torreones dispersos por el sur de la provincia de Córdoba, vestigio de la época en que el territorio de la Subbética conformaba la frontera norte del reino nazarí de Granada. Se conoce como torre de Uclés, y por extensión, a la encrespada elevación donde se ubica se la denomina montecillo de Uclés. Por la cuerda de esta prominencia rocosa se dispone el límite entre los términos municipales de Carcabuey y Priego de Córdoba, de tal manera que únicamente la ladera norte pertenece al territorio alcobitense.

Cuando desde Cabra el viajero se acerca a la población de Priego por la carretera A-339, seguramente le llamará la atención la silueta de esta fortificación encaramada en su inexpugnable roquedo. El paraje no puede ser más evocador, con las fértiles huertas del río Genilla a sus pies, y dominando, en su función de centinela, un paso obligado en una de las principales vías de comunicación de la comarca.

A la torre de Uclés solo se puede acceder por la ladera norte, algo más suave, mientras que la vertiente sur está cortada a pico sobre el referido curso del río Genilla. Se trata de una de las atalayas construidas por los nazaritas entre 1332 y 1341, y aunque la situación estratégica y el dominio visual del emplazamiento no parezcan importantes, en realidad vigilaba una ancestral ruta comercial que conectaba Cabra (antigua Egabro) y Priego de Córdoba (pequeño núcleo poblacional en época romana que en el periodo árabe alcanzó mayor importancia, denominándose Medina Baguh), pasando por Ipolcobulcula (cerro del Castillo de Carcabuey). Desde esta torre se hace visible la torre Alta, a unos 35º, que, a su vez, pone en comunicación con el complejo de torres del Campo de Priego; a 90º se divisa, muy cerca, la población de Priego de Córdoba; el torreón del esparragal se vislumbra a 120º; Carcabuey y su castillo medieval quedan a 280º; y, finalmente, al norte, hacia los 0º, se contempla la aldea de Zagrilla.

Se trata de una torre de planta circular y forma troncocónica de unos diez metros de altura, maciza los primeros cinco o seis metros, y hueca a partir de entonces. El perímetro de la base está reforzado por un doble estribo, y en el sector norte -concretamente en dirección a la Torre Alta- y a unos ocho metros de altura, se abre una ventana de 1 x 0,5 metros de luz. La torre está construida con bloques de piedra de diversos tamaños, siendo el tipo medio de 35 x 20 x 20 centímetros, sin apenas tallar y colocados unos sobre otros sin orden, calzados en algunos casos por lajas que actúan de cuñas. Algunas zonas del muro conservan todavía un revestimiento de cemento u hormigón de cierta dureza.

Como suele ocurrir en estos casos, el valor estratégico del emplazamiento -dada su riqueza en agua y buena tierra de labor, además de las condiciones óptimas de atalaya fácilmente defendible y próxima a una importante vía de comunicación- no pasó desapercibido para nuestros más remotos antepasados; y la ladera norte del montecillo de Uclés constituye un importante yacimiento arqueológico conocido como Villa Julia I o El Canuto.

La ocupación más antigua que se ha localizado se corresponde con un periodo sin determinar de la prehistoria reciente, con aparición de elementos de una industria lítica en sílex de carácter laminar y algunas herramientas de piedra pulida. A continuación se constata una intensa ocupación de época ibérica y época romana, con presencia superficial de numerosos fragmentos de cerámica común, pintada, terra sigillata, de almacenamiento, y tégulas y ladrillos. En el sector más cercano a la torre atalaya también se observan fragmentos de cerámica común y vidriada, y de ímbrices que deben corresponder a un asentamiento de época medieval andalusí.