De nuevo en el Festival de la Guitarra uno de los referentes del momento. Miguel Poveda es un ídolo de masas que no para de sorprendernos en la variada gama de sus bien cuidados montajes. Flamenco y copla vienen a ser los dos pilares donde sustenta su posicionamiento, fraguado en mil y una batallas desde hace más de dos décadas, que arranca en el Concurso de la Unión (Murcia), cuando se alzó con la Lámpara Minera allá por el año 93. Desde entonces, su meteórica carrera no conoce el reposo ni la complacencia, ya que su versatilidad le obliga a bucear en otras músicas aunque siempre tenga al flamenco como referente principal.

Ahora presenta Enlorquecidos, consecuencia de su apasionamiento por la poesía de García Lorca, que lo ha sumergido en su mundo con una pasión desbordante y plenamente identificativa con la obra del poeta de Fuente Vaqueros. Doce canciones de su autoría para poner al público de pie en este nuevo reto del cantante catalán, que ha encontrado aquí esa Tierra de Calma que tanto ha influido en el asentamiento de su personalidad, aunque en el espectáculo que presentará no va a faltar la copla y, cómo no, el flamenco, que lo ha proyectado en el primer nivel de nuestra más visible seña de identidad.

Y es al universo lorquiano al que se ha acercado con más vehemencia en los dos últimos años, quedando totalmente abducido por la obra del poeta, cuya consecuencia es este Enlorquecido, nombre sugerido por Ian Gibson. Sus largas conversaciones con el escritor en torno al autor del Romancero Gitano le muestran nuevos matices, por lo que una lectura más profunda de sus poemas lo llevan a acometer este nuevo trabajo, del que nos dice que también ha asumido el riesgo de componer gran parte de la música y crear así un vínculo más íntimo y directo con su poeta predilecto.

Todos somos Federico, quiere decir Miguel Poveda. La poesía, la alegría, la pena, su compromiso y, sobre todo, su amor por la vida de nuestro poeta contrastaban con el temor a la muerte que encontró en el barranco de Nijar. «Su existencia fue la de un astro brillantísimo y su fin cubrió de tristeza a media humanidad. Pero si también se apagan los soles, las luminarias que destellaron siguen iluminando el espacio y no mueren nunca».

Magnífico epitafio de su amigo Carlos Morla Lynch, que Poveda quiere vivificar mediante este trabajo, en el que la dirección de Joan Albert Amargós, la guitarra de Chicuelo y el resto de sus músicos contribuyen en el enaltecimiento de esta nueva aventura poética-musical del cantante catalán, que ha encontrado su fuerza inspirativa en este Sur nuestro en el que el poeta granadino es desde hace tiempo uno de los soportes fundamentales de nuestra cultura.

CÓRDOBA

TEATRO DE LA AXERQUÍA

SÁBADO 7

22.30 HORAS