Puede que la historia musical española esté en deuda con aquel movimiento sureño musical que cautivó a las nuevas generaciones de artistas y de público, expectantes y ávidos de algo con lo que identificarse de pleno un país que, en 1975, por fin se abre musicalmente al mundo.

Cuando las señas de identidad regionales que empezaban a florecer en cada autonomía se traducen también en conciencia musical mediante las composiciones de los artistas de rock, nacen movimientos tan genuinos e imperecederos como el rock andaluz, una fusión del flamenco y el folklore andaluz con el rock progresivo, que dio exponentes tan enormes y señeros como Triana, Alameda, Guadalquivir (con guiños jazzeros), Mezquita, Medina Azahara, Granada o Cai, entre otros. Lo mejor fue la profusión de artistas y grupos que enarbolaron esa inquieta sed por desabrochar y expresar sus conciencias poéticas, sociales y/o políticas. Lo peor, el uso y olvido injusto por los políticos de la época.

Cuarenta años después parece que la deuda puede empezar a cobrarse con un placentero despertar del supuesto letargo en el que el rock andaluz se sumió. Solo con la clara excepción de los cordobeses Medina Azahara, que no han cesado su actividad gracias a estratégicos movimientos y a simbiosis con otros géneros, como el heavy rock, que les han sentado tan bien.

La película de los hermanos García Pelayo, Todo es de color, las carreras en solitario de algunos de sus más genuinos representantes, como la de Randy López, y las nostálgicas y regulares convocatorias en festivales y eventos de grupos o intérpretes afines, hacen pensar que el rock andaluz está más que latente. Prueba de ello es la gira que recientemente han emprendido algunos de estos grupos y que recala hoy en la localidad cordobesa de Dos Torres (plaza de toros, a las 22.00 horas) con la presencia de dos de ellos, Medina Azahara y Alameda.

UNA BANDERA DEL ROCK

De los archiconocidos Medina Azahara poco más se puede decir sino que representan ya una bandera del género que no ha dejado de ondear. Su discografía es extensísima y su historia es digna de encomio, premiada por su trabajo y por la infinidad de seguidores que arrastra. Una rara avis digna de estudio en cuanto a su longevidad, tesón y perseverancia, una apisonadora que se ha zampado crisis, baches, problemas internos o lo que se les pusiera por delante.

Por su parte, Alameda surgió en Sevilla en los años 70, alcanzando su mayor éxito comercial con su primer trabajo discográfico de nombre homónimo. El álbum alcanzó el disco de oro y contiene temas como El amanecer en el puerto, con la que se dieron a conocer convirtiéndose en su seña de identidad. En 1983, el grupo decidió separarse como consecuencia de la división de ideas entre sus componentes. En 1992, se vuelven a unir en un concierto organizado con motivo de la Expo 92 en Sevilla. En la actualidad solo queda su cantante, Pepe Roca, de la formación inicial.

A todo esto, savia nueva de grupos como Arábiga vienen sumando corporativismo a un género que, por derecho, tiene un lugar destacado en el álbum de la música popular andaluza y española.