El baile racial y gitanísimo que emerge de forma natural del tronco del desaparecido Farruco tiene en su nieto Farruquito su heredero más representativo, aunque el resto de la saga mantiene titánicamente la continuación de esa escuela que tanta aceptación está teniendo.

La última prueba de fuego la tenemos en El Barullo, otra rama en ciernes de ese tronco, que se ha alzado con el Premio de Baile en el pasado Concurso Nacional de Arte Flamenco de Córdoba. Premio no exento de polémica al figurar Farruquito como miembro del jurado, aunque en un gesto para la galería se ausentara a la hora de emitirse el veredicto final.

Pero en fin, eso ya es historia, y el Teatro Góngora será el escenario el día 9 de febrero a las 20.30 horas de la actuación de Farruquito con un espectáculo que bajo el nombre de Improvisao pretende mostrar el baile gitano en su más pura y rancia esencia. Una propuesta escénica, según los créditos, empeñada en retomar ese flamenco íntimo, auténtico y visceral en el que los artistas se despojan de todos los trucos escénicos para dejarse la piel, como si se tratara de una fiesta intimista, para fundirse con el público a través de la improvisación.

Farruquito sabe lo que se hace cada vez que se le presenta la ocasión, anteponiendo esa congénita escuela en el desarrollo de su baile, santo y seña de la familia, para poner boca abajo el cotarro flamenco. Personalísima estética con la que está cosechando magníficos resultados en todos los mejores escenarios del mundo, sin que academicismos, hoy exigibles, afecten a ese baile racial y gitanísimo heredado del fundador de la dinastía, que en la eclosión festivalera de los años 60 y 70, y en la exacerbación de su desborde pasional, era capaz de romper el elemento percusivo del bastón cuando formaba parte de aquel legendario trío compuesto por Rafael El Negro y Matilde Coral, que con el nombre de Los Bolecos, bordaron un breve pero indeleble arabesco en el cañamazo de la mejor historia del baile.

La película Flamenco de Carlos Saura,sería definitoria para proyectar la personalísima forma de bailar de la familia. En ella abuelo y nieto se funden en un metafórico abrazo para simbolizar la entrega del testigo al más famoso de la saga, nuevamente en nuestra ciudad. Acompañado por el cante de Mari Vizarraga, Antonio Villar y Pepe de Pura, el toque de Raúl Vicenti y la percusión de Polito, nos mantendrá expectantes por si su discurso sigue incrementando ese componente moreno,anárquico e improvisado que tendremos ocasión de ver en el escenario del Góngora.

CÓRDOBA

TEATRO GÓNGORA

JUEVES 9

20.30 HORAS