La cueva de la Murcielaguina es una diaclasa con grandes bloques desprendidos, orientada al Noreste con estructura laberíntica, y que alberga una importante colonia de quirópteros, que suman unos 2.000 ejemplares. Pero también se trata de un lugar mítico entre los espeleólogos y los arqueólogos andaluces.

En los años sesenta y setenta, afectada ya por graves derrumbes, fue explorada y saqueada por espeleólogos prieguenses y foráneos, que descubrieron numerosas pinturas esquemáticas y sacaron miles de piezas de cerámica y restos humanos. Varios jóvenes estuvieron a punto de morir en su interior al no encontrar salida a sus laberínticas galerías.

Estudios arqueológicos posteriores han demostrado que esta cueva tuvo ocupación más o menos permanente desde el Neolítico hasta la Edad Media, y pudo haber sido una cueva-santuario durante la época ibérica. El hallazgo de una cabeza tallada de piedra caliza y de algunos fragmentos de cerámica con signos de escritura ha hecho pensar a los historiadores en que se trataba de un lugar de culto.