Los pronósticos de lluvia se cumplieron ayer y deslucieron un último día de Feria que, finalmente, con la llegada de claros en el cielo, logró recuperar la afluencia de visitantes, aunque estos tuvieran que ir ataviados con chaqueta y paraguas. Con el real todavía despertando, la tormenta que tuvo lugar sobre las 13.00 horas de la tarde dejó granizo y 4,4 litros de agua hasta las 15.00 horas (según datos de la Agencia Estatal de Meteorología), y los efectos fueron los previsibles: las familias, empapándose, salían del recinto y aligeraban el paso por el puente de El Arenal para llegar cuanto antes a sus casas.

En el interior de la feria la imagen era similar. En las calles no se veía a casi nadie porque los visitantes se habían resguardado en las casetas, aunque muchas de ellas estaban todavía a medio gas o prácticamente vacías. En el suelo, había que sortear los charcos para no mojarse los pies. De otro lado, en la calle del Infierno las barracas de juegos estaban funcionando, pero la mayoría de los puestos de comida permanecían cerrados y en algunas atracciones (casi todas estaban apagadas) los trabajadores se afanaban en retirar el agua que se había acumulado con la lluvia para permitir su uso.

El público comenzó a llegar con el regreso del sol y las casetas registraron una mayor actividad durante la tarde. No obstante, mantuvieron la mirada puesta en la final de la Champions League que se disputarían el Atlético de Madrid y el Real Madrid, y en la afluencia que este evento podría restarles, pese a que algunas se habían preparado para proyectar el partido y en la Caseta Municipal se instaló una pantalla de 32 metros cuadrados.

En cuanto a los efectos que tuvo la tormenta, en referencia a las actividades programadas el concejal de Seguridad Ciudadana, Vía Pública y Gestión en el Ayuntamiento de Córdoba, Emilio Aumente, informó ya entrada la tarde de que «varias nubes han descargado fuerte, pero no se ha suspendido nada de momento». Además, el también coordinador de la fiesta comentó que «está entrando bastante gente ahora mismo» e indicó que «los farolillos se han caído casi todos», por lo que los profesionales de Sadeco estaban recogiéndolos para conservar la imagen de la Feria hasta la madrugada, cuando iba a ser clausurada a las 5.00 horas.

Tras la tormenta de primera hora de la tarde, la lluvia solo dejó 0,5 litros de agua por metro cuadrado a las 17.00 horas y el presidente de la Asociación de Casetas Populares, Alfonso Rosero, destacó que «confío en que se vaya llenado el recinto». En esta línea, recordó que se esperaba la visita de cordobeses de la provincia y de «muchísima gente que viene de otras zonas de España».

El público extranjero también se dejó ver en El Arenal y numerosas despedidas de solteros ambientaban calles y casetas con disfraces que aludían a la fiesta. Al ser preguntado por el balance de asistencia estimado para el segundo sábado, el presidente de las Casetas Populares aludió a la necesidad de esperar a que finalizara el día y recordó que «hoy es una jornada atípica».

EL AMBIENTE/ La de ayer a mediodía fue la imagen de mujeres y niñas vestidas de gitana con cazadora vaquera, y de paraguas bajo los que se refugiaban quienes se aventuraron a acudir al real. De este modo, el recinto registró la llegada de jóvenes y mayores que no quisieron perderse el último día, pese a que en algún caso se mostraron convencidos de que «las zapatillas van para la basura». En estos términos lo avanzó Pedro Rubio (oriundo de Logroño, pero residente en Madrid), que explicó que había viajado a Córdoba con un grupo de amigos para visitar a un tercero que es de la ciudad. A pesar de la tormenta, aprovecharon un claro para ir a El Arenal y se resguardaron en La Trabajadera. En la puerta de esta caseta, señaló que «esto es un río, acabaremos de barro hasta las rodillas». Su plan de la noche consistía, según apuntó, en ir a casa para cenar y ver el partido de fútbol, y después retomar la fiesta en las casetas «hasta que nos echen».

En una de las calles también se encontraba Valle Jiménez, que había viajado a Córdoba en coche desde Fuentes de Andalucía (Sevilla) con un grupo de amigos y aseguró que «la lluvia no nos ha echado para atrás».

En la calle del Infierno José Alonso, de Vino Alonso, destacó que procede de La Rioja y lleva «toda la vida viniendo a la Feria de Córdoba». Este feriante admitió que «cuando llueve mucho, nos estropea el negocio porque estamos en la calle», y auguró que «si deja de llover, igual hacemos el 50% de la venta del día». Asimismo, opinó que «la feria venía bien, más o menos como otros años, pero no nos podemos quejar», y también recordó que «en Sevilla ha habido más lluvia que aquí, porque ha llovido tres días».

En las casetas, Antonio Tuset, responsable del recinto de la Agrupación de Cofradías, admitió que en esta edición «la gente ha estado un poco más alegre», aunque tras el primer chaparrón detalló que «a esta hora y si sigue lloviendo (cosa que al final no sucedió por la tarde), y también por el partido de fútbol, puede bajar un 60% la asistencia».

En la Casa del Valle de los Pedroches, sobre las dos de la tarde ya contaban con varias decenas de personas almorzando. Vicente Ortega, el encargado de la caseta, apuntó que «la gente tiene ganas de rematar» esta fiesta, pero con el mal tiempo «puede bajar un 30% la afluencia». Este trabajador, que se encontraba en la puerta cortando jamón, abundó en que «la gente tiene sus comidas concertadas» y manifestó que este año «ha sido mejor que el año pasado».