Escuchar a los que se sienten solos, ayudar con una voz amiga a quienes no tienen con quién hablar y tender la mano a personas que están al borde de la desesperación para que encuentren la forma de afrontar lo que les angustia. Esa es la misión del Teléfono de la Esperanza, un servicio gratuito y anónimo que en Córdoba funciona desde hace tres años (957470195) y que atienden las 24 horas del día de los 365 días del año una docena de voluntarios. A esos voluntarios se suman otros tantos colaboradores que ayudan con su cuota anual de 60 euros. Presente en 31 ciudades españolas, el Teléfono de la Esperanza cumple hoy su 45 aniversario, motivo por el cual la ONCE le rinde homenaje dedicándole su cupón diario.

En estos años, los voluntarios de toda España han atendido más de cinco millones de llamadas de personas en situación crítica. Solo Córdoba gestionó el año pasado más de tres mil llamadas, entre las que el motivo principal es «la soledad», que deriva en muchos casos en trastornos psicológicos o enfermedades como la obesidad o el tabaquismo, según Isabel Medina Ruiz, psicóloga del Departamento de Profesionales del Teléfono de la Esperanza.

El suicidio figura también entre las principales peticiones de auxilio que llegan a estas líneas telefónicas «y constituye una de las principales causas de muerte no natural en España», asegura Medina, para quien los datos, que no se hacen públicos, «son escalofriantes». «El suicidio es un problema acuciante y complejo que siempre ha sido tabú, pero ante el que hay que crear una política de prevención adecuada», señala. Prepararse para dar una respuesta adecuada a las personas que lanzan su SOS a través del Teléfono de la Esperanza, aún muy desconocido en Córdoba, no es fácil. Por eso los interesados en ser voluntarios reciben formación específica a través de cursos y talleres. «La demanda de escucha y apoyo, especialmente en momentos de crisis como el actual, es muy grande, pero necesitamos aumentar el número de voluntarios y contar con una sede estable en Córdoba», explica Isabel. «Hace un año que solicitamos una reunión con la alcaldesa y aún no nos ha atendido, aunque parece que la semana próxima nos recibirá el concejal de Asuntos Sociales», señala. De momento, la sede del Teléfono está en un espacio cedido de forma temporal y que ahora se ha puesto en venta, por lo que precisan una nueva ubicación. Pese a la dureza de los casos a la que se enfrentan los voluntarios que atienden el teléfono en turnos de hasta 6 horas, ellos destacan su «satisfacción» por haber ayudado a quienes llaman para sentirse mejor.