Josefina Toribio es madre de un niño de 13 años que lleva implante coclear desde los dos años. En la asociación desempeña la labor de madre-guía desde el 2005, ayudando y aconsejando a otras madres para trabajar con los niños en casa, informarles de las ayudas existentes, etc. «Ellos hacen aquí un trabajo, que en casa tenemos que perfeccionar, sentarnos con ellos, forzarlos a trabajar», dice. Y confiesa: «Eres como una logopeda sin título» y hay que tener con ellos «mucho tesón».

Es vicepresidente y tesorero de Fapas, la federación andaluza, y padre de una niña sorda de cuatro años y medio. Su gran preocupación es que «tenemos una asociación con más de 40 años que si no se cuida corre el riesgo de poder desaparecer». «Es muy complicada de financiar», admite, pues las ayudas tardan en llegar. Sin embargo, a nivel andaluz, «somos la niña bonita», con «un equipo humano que ha sabido anteponerse a los baches en el camino y son vocacionales puros».

Virginia Moreno es la madre de Maira, una pequeña de cuatro años y medio que lleva audífono pues sufre hipoacusia bilateral auditiva, y que habla perfectamente. «Yo no me creía, cuando me lo decían, que la niña iba a hablar, y sus primeras palabras las dijo aquí», explica Virginia, que está super agradecida a Aspas y a sus profesionales, pues sin sus clases «no sería posible su vida normalizada». Desde los 6 meses y medio acude a la asociación, «y la elegimos porque es oralista».

Es maestra de audición y lenguaje y trabaja en Aspas desde el 2005. Por la mañana, en el Aula de Atención Temprana para niños de 0 a 6 años, «intentamos que a las prótesis les saquen el mayor provecho y consigan un lenguaje oral como los niños de su edad». Por la tarde les da clases de apoyo escolar, ayudando en las tareas, a preparar exámenes, etc. «Ver el trabajo que hacen, lo que se esfuerzan, es muy gratificante». Porque, «aquí trabajan hasta los abuelos», dice.

Es padre de un niño de 6 años que padece una neuropatía auditiva, un problema hereditario en el que falla la conexión entre el oído y el nervio, por decirlo de forma sencilla. A los dos años le pusieron un implante coclear y el pequeño ha avanzado, «pero no tanto como yo esperaba, esto no es matemático y a algunos les va mejor y a otros peor». En la asociación le ayudan a «discriminar palabras y sonidos» y para los padres «es un apoyo, te informan de las ayudas y es una gente que se preocupa».